Los diferentes roles y experiencias de mujeres que habitan en el territorio bogotano se evidencian en la muestra fotográfica Confesiones In-visibles, que se presentará a partir de mañana y hasta el 30 de este mes en el Parque de la 93 para posteriormente trasladarse a la estación Héroes de TransMilenio y la Plaza de los Mártires.
Es una instalación de diez fotografías, en las cuales se revelan los diferentes roles de mujeres luchadoras y que pertenecen a distintas comunidades. Todas ellas llevan sobre sus hombros diferentes experiencias e historias de vida, y a través de su trabajo silencioso pero sacrificado influyen en la historia cotidiana de la ciudad.
Este proyecto resultó ganador de la convocatoria Ciudad y Patrimonio: La ciudad patrimonio de todos del Instituto Distrital de Patrimonio, enmarcado en el programa Bogotá tiene talento de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, y la Alcaldía Mayor.
Hacer visible lo invisible
En la obra fueron fotografiadas un grupo de mujeres que hacen parte de la cotidianidad de la ciudad, pero que han sido invisibilizadas en parte por culpa de los estereotipos que han surgido en la llamada sociedad de consumo, y por los cuales surgen cánones de belleza publicitarios. Las modelos de Confesiones In-visibles son totalmente diferentes a las que se ven en los catálogos de revistas de belleza o la televisión.
Se muestra a través de estos retratos el proceso en el que dejó de existir un ideal de mujer, pasando a una pluralidad de identidades que se contrastan. Son los rostros anónimos pero plenos de identidades que componen el espacio territorial bogotano y hacen parte de la construcción del mismo.
Las fotografías cuentan la historia de estas mujeres a partir de imágenes basadas en la estética de la pintura colonial que representaba a los mártires de la Colonia.
La mujer y la censura
Desde la colonia, el cuerpo de la mujer fue controlado y definido por la Iglesia. Esta decidía la identidad de la mujer, los roles que debían seguir, los comportamientos, el manejo de su cuerpo, la forma como debía actuar y mostrarse ante la sociedad.
Se diseñó un ideal de mujer que se limitaba a ser ama de casa, esposa y madre. Esto impidió a las mujeres ejercer otros roles; por decirlo así, fue la mártir de la patria mientras el hombre cumplía el papel del héroe o prócer. El hombre tenía la razón y la mujer la pasión: ella era la que sentía, sufría, se martirizaba, apoyaba a los caballeros de su comunidad, y también era la madre. A la mujer se le asociaba con debilidad y pasividad.
Las imágenes de la exposición presentan un discurso católico representado por la iconografía de las mártires (palma, corona, objetos) y bajo el discurso actual de la identidad femenina influenciada por los medios y la actual sociedad consumista.
Las mujeres fotografiadas tienen atributos que a diferencia de las mártires de la colonia, no muestran muerte sino su vida cotidiana. Tendrán objetos, vestuario y elementos característicos que asocian sus sacrificios con la idea de mártires, pero asociados a la realidad actual.