Pese a que la crítica ha insistido en que la película de Cuarón debería llevarse la máxima estatuilla, habrían intereses de por medio que lo impedirían.
"Roma" puede romper el domingo una tradición casi centenaria en el Óscar: nunca una producción en un idioma diferente del inglés se ha llevado el mayor premio de la noche, el de mejor película.
El drama autobiográfico del ya oscarizado Alfonso Cuarón aparece como serio favorito, aunque los premios de los sindicatos de la industria, que sirven como termómetro, no han coincidido y los expertos sostienen que la competencia está abierta.
La cinta, que ya ha arrasado con otros galardones, lidera las encuestas junto a "Green Book", ambientada en los tiempos de segregación racial en el sur de Estados Unidos.
Rolling Stone y los sitios especializados Gold Derby e IMDB dan el premio a la película de Cuarón.
En ese caso un filme independiente, hecho en México y por mexicanos, filmado en blanco y negro y hablado en español y un dialecto indígena, cambiaría para siempre la historia del Óscar.
"Roma", que llega al domingo con 10 nominaciones, relata la historia de las dos mujeres que marcaron la infancia de Cuarón: su madre, en pleno proceso de separación de su marido, y una joven empleada doméstica de origen indígena, embarazada tras sus primeras experiencias sexuales.
A través de las dos mujeres -interpretadas por las nominadas Marina de Tavira y Yalitza Aparicio respectivamente- la película ofrece un profundo retrato de los conflictos y jerarquías sociales del turbulento México de los años 70.
Frenar a Netflix
Brian Lowry, redactor senior de entretenimiento de CNN, escribió que "Green Book" ganará, aunque "Roma" es la que debería hacerlo.
"Dejó una impresión más profunda que prácticamente cualquier otra cosa este año", pero le juega en contra que es una producción extranjera y es distribuida por Netflix.
El gigante del streaming, que compite por primera vez en las principales categorías del Óscar, es denostado por los estudios tradicionales por privilegiar la distribución en internet y de forma muy limitada en las salas de cine.
"'Roma' podía estar al frente sin importar quien la distribuyera", dijo a la AFP Peter Debruge, crítico de la revista Variety. Pero "Netflix fue la compañía que apostó, que se la jugó con esta película".
Otros apuestan por "Green Book", que ganó el Globo de Oro y el premio del sindicato de productores, por ser un filme "más digerible" que puede además frenar, precisamente, el ascenso de Netflix en la industria.
La cinta sigue la amistad entre el célebre pianista negro Donald Shirley y su chofer blanco Tony Lip, que se forjó durante un viaje por el sur de Estados Unidos en plena época de la segregación.
"Alguna gente la ha descrito como 'una película de blancos'", dijo a la AFP Tim Gray, también de Variety, en relación a las críticas de la familia de Shirley. "Pero el filme nunca tuvo la intención de explorar relaciones raciales, es una película sobre la amistad de una pareja extraña, como en 'Arma Mortal' o '48 Horas'".
El mal recuerdo de Blancanieves
En la carrera por la estatuilla a mejor actor, la interpretación de Rami Malek en "Bohemian Rhapsody" del líder de Queen, Freddie Mercury, parece tener más chances que la transformación de Christian Bale en "Vice".
"Con Rami Malek, ves un papel que realmente conectó con la audiencia. No me sorprendería que se impusiera", señaló Debruge.
Glenn Close aparece como favorita para llevarse el premio a mejor actriz.
En esa categoría está también nominada Yalitza Aparicio, la protagonista de "Roma", una maestra de escuela sin ninguna experiencia previa en la actuación, y la estrella del pop, Lady Gaga.
Regina King y Mahershala Ali tienen los pronósticos a favor en las categorías de actuación de reparto.
La organización de esta edición del Óscar ha pasado por varios fiascos, que incluyen medidas como crear una ambigua categoría de película popular o entregar estatuillas importantes durante cortes comerciales, ambas abortadas tras fuertes críticas.
La gala tampoco tendrá presentador por primera vez en 30 años, luego que el comediante Kevin Hart renunciara al rol por rehusarse a disculparse por unos tuits homofóbicos que publicó años atrás.
La última ceremonia sin animador, en 1989, se recuerda por el desastroso dueto musical entre Rob Lowe y... Blancanieves.