A RITMO de vallenatos, rock, música francesa y más, así suena el legado que dejó Gabriel García Márquez, una de las figuras más icónicas de Colombia y Latinoamérica que cumple 93 años de su natalicio, una pluma que no solo se apegó a grandes historias plasmadas en sus páginas, sino también a la música.
Gabo tuvo una faceta de músico en 1956, una época en la que comenzó a cantar profesionalmente en el club nocturno “L’Scala” ubicado en Paría, un lugar que era frecuentado por migrantes latinoamericanos.
“Era la voz principal en una agrupación en la que también estaban el pintor venezolano Jesús Rafael Soto. García Márquez aparecía después del atardecer, agarraba un micrófono y entonaba un repertorio conmovedor de rancheras mexicanas. Gracias a esta rutina de cantante, el escritor ganaba 500 francos por noche que le alcanzaban para sobrevivir”, así lo relata el portal web centrogabo.org.
La música lo siguió al mundo de la literatura, ya que según el autor colombiano su más reconocida novela “Cien años de soledad” era un vallenato de 450 páginas, “El otoño del patriarca”, un concierto para piano de Béla Bartók, y “El amor en los tiempos de cólera”, un bolero sobre amores contrariados.
“Esta musicomanía alcanzó su clímax en 1982, cuando la Academia le otorgó el Premio Nobel de Literatura y varios conjuntos de música folclórica invadieron la ceremonia de recepción del galardón y entibiaron con sus voces el frío invernal de Estocolmo”, señaló la Fundación.
Según la Fundación Gabo esta sería “La rocola de Gabo” de acuerdo con varios artículos de prensa, entrevistas y estudios bibliográficos, entre otros para celebrar los 93 años del natalicio del autor:
Vallenatos
Por la forma como relataban las historias y el día a día de los ‘juglares’, como eran llamados los cantantes hace algunos años, Gabriel García Márquez tomó esa técnica narrativa que usaban en las canciones para escribir “Cien años de soledad”.
“Frente a la lista de vallenatos que le gustaban al escritor colombiano, el personaje más representativo es Aureliano Segundo, el hombre más parrandero de la familia Buendía. Bromista empedernido, este artista pasa los mejores años de su vida tocando el acordeón y organizando las mejores fiestas de Macondo en la casa de su amante”.
Entre las canciones están: “Elegía a Jaime Molina”, “La custodia de Badillo”, “La casa en el aire”, “El testamento” y “La vieja Sara”, de Rafael Escalona, como las primeras de la lista. Además se pueden incluir también “La diosa coronada” y “Matilde Lina” de Leonardo Díaz.
Rock y la chanson française
“Le Testament”, de Georges Brassens, fue una de las canciones con las que el escritor colombiano aprendió a hablar francés, ya que cuando comenzó sus primeros pasos como cantante en París no manejaba esta lengua. “Sobre Brassens, Gabo afirmaba que era el mejor poeta en lengua francesa de la segunda mitad del siglo XX. Nueve años después, cuando vivía en Ciudad de México, el escritor preparaba la trama de Cien años de soledad con tan sólo dos vinilos en su tocadiscos: “los Preludios de Debussy” y el álbum “A Hard Day’s Nigth de The Beatles”, comenta la Fundación Gabo.
Por el lado del rock está la artista Amaranta Úrsula, que cautivó a Gabo cuando estuvo en europa con su aire moderno y liberal. Esta lista está compuesta por “A Hard Day’s Night” y “Help!” de The Beatles; “Chanson Pour L’Auvergnat” y “Le testament”, de Georges Brassens.
Un cóctel iberoamericano
En su colección de discos, Márquez tenía desde salsa, pasando por tangos, rancheras, hasta mambos. Un tesoro como buen melómano que mantenía en su biblioteca y que alardeaba de él “Nunca he podido entender cómo una persona que quiera ser culta, no tenga la música como uno de los elementos fundamentales de su formación cultural”, dijo en vida en entrevista con la revista “Ospina”.
Liderando esta lista está “Señora” de Manuel Alejandro y Rocío Jurado, le sigue “Cucurrucucú paloma” de Tomás Méndez, “Por debajo de la mesa” de Armando Manzanero, “Cielo rojo” de Juan Záizar y Flor Silvestre, “Nube viajera” de Jorge Massías, “Llamarada” de Jorge Villamil, “Échame a mí la culpa” de José Ángel Espinosa, “El pastor” de Miguel Aceves Mejía, “El baile del buey cansao” de Juan Formell y Los Van Van, “Pedro Navaja” de Rubén Blades, “Cuesta abajo” de Carlos Gardel, “Popurrí de Agustín Lara” de Canta Toña la Negra, “Mambo No. 5” de Dámaso Pérez Prado, “Qué sabes tú” de Myrta Silva con Canta Olga Guillot, “Perfidia” de Alberto Domínguez, “Mi chiquita linda”.
Banda sonora
“Memoria de mis putas tristes, el último libro de ficción que publicó García Márquez, es una novela que puede leerse con una banda sonora retumbando en la memoria del lector. Su protagonista es un anciano sabio que ejerce como crítico musical y que se enamora de una adolescente en el aniversario de sus noventa años. A lo largo de la trama, Gabo va enriqueciendo el flujo de su historia con diferentes temas musicales que van desde Richard Wagner y Johann Sebastian Bach hasta Toña la Negra y Agustín Lara”.
Entre las canciones que conforman esta lista están “Seis suites para chelo solo” de Johann Sebastian Bach, interpretada por Pablo Casals, “Amor perdido” de Toña la Negra, “La Delgadina”, “Preludios” de Friedrich Chopin, interpretada por Stefan Askenase, “Sonata en A mayor para violín y piano” de César Franck, “Adagio para clarinete y cuerdas” de Richard Wagner, “Rapsodia para saxofón” de Claude Debussy, “Quinteto para cuerdas” de Anton Bruckner, “Dueto de amor” de Giacomo Puccini, entre otras más.