La restauración del célebre cuadro "El taller del pintor" de Gustave Courbet, que durará un año y contará con grandes medios técnicos, se hará delante del público en el museo de Orsay de París.
Dado que el cuadro, obra maestra pintada hace 160 años, ha sido fragilizado por numerosos desplazamientos anteriores, el museo parisino decidió que la restauración se haría in situ. Los visitantes podrán asistir a los trabajos de restauración en su recorrido por el museo dedicado al arte del siglo XIX.
Para evitar desplazar la estructura de la obra, óleo sobre lienzo de 3,61 x 5,98 metros y 350 kilos de peso con su marco, un enorme trabajo preparatorio fue realizado por el Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia, que utilizó radiografías digitalizadas e imágenes infrarrojas, entre otros medios técnicos.
La digitalización de una radiografía del cuadro realizada en 1977 en base a 165 películas permitió a los restauradores tener numerosos datos sobre la estructura de la tela y la elaboración del cuadro.
"Se trata de la segunda mayor radiografía de un cuadro realizada nunca, después de la de "Las bodas de Caná" de Veronese, señala, ante el inmenso cliché de la radiografía instalado en un gran panel luminoso, Bruno Mottin, conservador jefe del patrimonio francés.
En el cuadro figuran 31 personajes. Se reconocen en él el mecenas Alfred Bruyas, el filósofo Proudhon, el crítico Champfleury y el poeta Baudelaire leyendo un un libro.
En medio se encuentra el propio Courbet, acompañado de una musa, un niño y un gato.
"La radiografía permitió ver los pentimenti, las composiciones sucesivas" de Gustave Courbet (1819-1877), pintor que hacía muy pocos esbozos preliminares, trabajaba a menudo directamente sobre la tela y no vacilaba en cambiar de formato, en modificar las versiones de la obra, ni en añadir o retirar personajes.
Por ejemplo, los rayos X permitieron ver a la amante de Baudelaire, que Courbet borró a pedido del poeta, el agregado de un niño, el desplazamiento del gato, la paleta del pintor que pasó de redonda a rectangular, entre otros cambios.
Los restauradores "no tratan de hacer resurgir los 'fantasmas'" del pentimento. El objetivo es "basarse en todas las imágenes para saber, por ejemplo, donde la tela es más frágil" para no insistir en los trabajos sobre esos lugares, explica el conservador.
"El taller del pintor" fue rechazado por la Exposición Universal de 1855 y expuesto por Courbet asumiendo sus gastos. Después de la muerte del pintor, el cuadro sirvió como fondo de escena de teatro entre 1899 y 1919.