Pueblo de EU aún se mantiene en ley seca | El Nuevo Siglo
Miércoles, 13 de Marzo de 2013

Quien quiera pedir una cerveza en Haddonfield, a poca distancia de Filadelfia (este de Estados Unidos), debe salir de la ciudad, porque allí comprar y vender alcohol todavía es punible de prisión, como en la época de la ley seca.

En el centro de esta ciudad de 11.500 habitantes, fundada por los cuáqueros, sólo hay un bar que ofrece jugos y salones de té y cafeterías de estilo rococó que sirven chocolate caliente.

Pero al final de las dos vías principales de salida de la ciudad, en la frontera exacta con las comunas vecinas, hay un pub, una tienda de vinos e incluso un bar en un club de campo.

En Nero's Cigars, un club de fumadores de cigarros y verdadera institución en Haddonfield, los clientes fuman sus habanos sorbiendo un cappuccino. "Es una ley arcaica y algo religioso que debería cambiar", se lamenta Michael Di Placido, sentado en un gran sillón de cuero.

"Las leyes son extrañas", susurra en una nube de humo su amigo, Michael Pav, quien querría poder tomar una copa en Haddonfield después del trabajo.

"En los bares es donde la gente se reúne, se divierte y conoce a un montón de personas diferentes de todas las edades. Es mejor para la sociedad", asegura.

Pero el único bar de la ciudad, The Indian Tavern, se transformó en un museo. Allí la última pinta de sidra se sirvió en 1873.

Haddonfield no esperó al régimen de prohibición de venta y consumo de alcohol que entró en vigor en 1920. En la ciudad, fuertemente influenciada por los metodistas y la liga antialcohólica, rige la ley seca desde el siglo XIX.

"La bebida del diablo"

"Nueva Jersey era un estado de bebedores de ginebra", dice Bill Reynolds, exalcalde de Haddonfield. "La lucha contra el alcohol y sus vicios era un combate moral de los metodistas. Para ellos, era la bebida del diablo".

Cuando en 1933 Washington decidió abolir la prohibición, la ley federal dio a los estados flexibilidad para legislar sobre el tema.

"Haddonfield se apresuró a aprobar una resolución para continuar con la prohibición", cuenta Doug Rauschenberger, antiguo encargado de la biblioteca municipal.

Actualmente, decenas de ciudades y cientos de condados dispersos en los estados cristianos fundamentalistas del llamado "cinturón de la Biblia", principalmente en el este y sur de Estados Unidos, siguen siendo "secos".

En Haddonfield, la última vez que se debatió la ley fue en 1976, en un referéndum convocado por el dueño de un restaurante. "El pueblo votó abrumadoramente en contra", recuerda la alcaldesa Tish Colombi. "Formamos una comunidad de viejos tiempos y los residentes aman a su ciudad como es", agrega.

"La falta de acceso al alcohol da un mensaje positivo a nuestros hijos: ellos saben que estamos tratando de volver su entorno más seguro y feliz y creo que hace la diferencia", dice.

"Al contrario de lo que dicen, la prohibición fue un éxito", afirma Bunny Galladora, vicepresidente de la Unión Cristiana de la Templanza de la Mujer (WTCU, por su sigla en inglés), una de las organizaciones que inicialmente impulsaron la prohibición.

"Tenemos toneladas de documentos que afirman que la criminalidad bajó, las cárceles han cerrado por falta de delitos, todo tipo de problemas desaparecieron, las instituciones renales cerraron, muchos hospitales cerraron porque es mejor", insistió.

De hecho, "la gente se acomoda bastante bien a la situación", opina Reynolds. Desde hace años, los establecimientos aceptan que los clientes traigan el alcohol que quieren consumir.

Este es el caso del restaurante italiano "Tre Famiglia". "Los clientes están más que satisfechos, vienen con su botella que pagaron tres veces menos que si la hubieran comprado aquí", dice el dueño, Robert Cipollone. "Y nosotros no tenemos que pagar ninguna licencia o seguro".

No todos están de acuerdo con Cipollone, al menos fuera de Haddonfield. En Damasco, una de las últimas ciudades "secas" en Maryland (este), dos restaurantes sometieron a referéndum la prohibición de alcohol. Ganaron, y sus clientes pudieron beber el primer sorbo de cerveza legal el mes pasado.

AFP