El cierre de las bibliotecas del Ministerio de Pesca y Océanos en Canadá y la posible destrucción de la literatura científica que contenían ha despertado consternación y enojo entre académicos e investigadores, que la consideran una decisión "ideológica".
Único país en el mundo con costas en tres océanos (Ártico, Atlántico y Pacífico), Canadá ha acumulado a lo largo de los años una rara colección de libros científicos especializados en la vida marina.
Pero para el gobierno conservador de Stephen Harper, que llegó al poder en 2006 con la promesa de reducir el tamaño del Estado y la presión fiscal, el funcionamiento de estas 11 bibliotecas especializadas es una carga innecesaria para los contribuyentes.
Cerca de 86% de los usuarios son empleados y en promedio unas cinco a 12 personas de fuera del ministerio "visitan nuestras 11 bibliotecas cada año", dijo esta semana la ministra de Pesca, Gail Shea.
"No es justo que los contribuyentes financien bibliotecas que muy pocas personas utilizan", dijo.
De hecho, desde el segundo trimestre del año pasado, el ministerio cerró por lo menos siete de las 11 bibliotecas.
El gobierno federal ha tomado esta "decisión ideológica" porque es consciente de que "el canadiense medio no le da mucha importancia" a las cuestiones marítimas, dijo a la AFP Jeff Hutchings, investigador de la Universidad de Dalhousie (Halifax, este de Canadá).
Expresidente de un comité de expertos sobre biodiversidad mandatado por la Royal Society of Canada, Hutchings se dijo preocupado por la desaparición de contenidos científicos sobre las "condiciones de vida de los ambientes marinos ante la presión de la pesca o el cambio climático".
El cierre del Instituto de Agua Dulce en Winnipeg (centro) impactó especialmente en la comunidad científica: algunos libros eran de la década de 1880 y no estaban disponibles en ninguna otra parte, lamentó Burton Ayles, un ex alto funcionario del Ministerio de Pesca y exdirector de este Instituto, citado por el diario Globe and Mail.
"Esta es una tragedia nacional llevada a cabo bajo el falso pretexto de economía fiscal", dijo de su lado Peter Wells, científico emérito del Instituto Oceanográfico Internacional de Halifax.
Para muchos académicos, la decisión de Ottawa no es trivial. El gobierno de Harper se retiró en 2012 del Protocolo de Kioto, firmado sin embargo por Canadá, y varios políticos conservadores han cuestionado varias veces la realidad del calentamiento global.
"A este gobierno no le gustan los datos científicos sobre los temas ambientales", dijo Wells.
El gobierno ha dicho que todo el contenido de las bibliotecas está, o estará, disponible en línea, pero los expertos aseguran que la investigación se verá afectada.
Como corolario de la desaparición de estas bibliotecas, el gobierno cerró programas enteros de investigación, lo cual llevó a muchos científicos a irse al extranjero para continuar su trabajo.