El envejecimiento inicia desde el día que se nace. Durante los procesos biológicos de la cotidianidad del cuerpo, se producen reacciones químicas que generan desechos conocidos como radicales libres que son los responsables de la “oxidación” de las células y de gran parte del envejecimiento.
Adicionalmente, los hábitos influyen de manera directa sobre el envejecimiento de la piel y la cara. La radiación solar (ultravioleta), además de causar cáncer de piel de igual forma envejece; así como también la radiación que emiten las pantallas y dispositivos electrónicos, aunque en menor intensidad. Este foto envejecimiento estimula la aparición de manchas, “arañitas” y rojeces al tiempo que acelera la degradación del colágeno y el ácido hialurónico de la piel que se manifiesta como flacidez.
Aunque existen mecanismos naturales que contrarrestan todos estos efectos, con el paso de los años dejan de ser suficientes y aparecen los primeros signos del envejecimiento que empiezan a hacerse evidentes alrededor de los 25 o 30 años, incluso antes en personas muy blancas o expuestas al sol.
Sumado a esto, los músculos de la cara se hacen cada vez más fuertes con los gestos y se marcan las “líneas de expresión” o arrugas dinámicas. Otro signo importante del envejecimiento es la disminución del volumen (grasa) facial y el descenso (ptosis) de los tejidos, con surcos pronunciados y pérdida de la delimitación mandibular dando una expresión “señorial”. En esto juega un papel muy importante la genética; si se fija en el familiar al que más se parece podrá “predecir” cómo va a envejecer.
Teniendo claro el proceso de envejecimiento, se pueden tomar medidas preventivas. La principal, que debe iniciar en la infancia es el uso de protector solar. En la adolescencia se puede complementar con la aplicación de antioxidantes y a partir de los 25 o 30 años productos antienvejecimiento.
Se sabe que los productos aplicados no son suficientes, y por eso, el ‘Prejuvenecimiento’ (prejuvenation), una nueva tendencia que se enfoca en tratar los signos del envejecimiento antes que aparezcan, llegó para quedarse.
Envejecer es un hecho, pero qué tan rápido y evidente es el proceso depende de cada quien. Hasta hace poco, el cuidado antienvejecimiento se había enfocado en tratar de revertir el paso de los años, pero ahora se conoce que no es necesario tener una apariencia que revele el paso de los años para empezar a cuidarse.
El ‘Prejuvenecimiento’ se basa en tratamientos preventivos con procedimientos mínimamente invasivos y con menos cantidad de producto para mantener un aspecto joven con resultados naturales; que no solo retrasa la aparición de los signos del envejecimiento, sino que también disminuye la necesidad de procedimientos más invasivos y cirugías en el futuro. Las opciones son muchas: neuromodulares, materiales de relleno especializados, peelings, tratamientos laser, bioestimulación y microagujas.
El envejecimiento entonces, es un proceso individual, que depende de la genética y el estilo de vida. Es por esto que es necesario acudir a un especialista que valore las necesidades específicas y que ofrezca la combinación ideal de tratamientos pensadas según cada caso; esa es la clave del prejuvenecimiento.
No se debe olvidar que una dieta sana, ejercicio, dormir entre siete y nueve horas diarias y evitar o controlar el estrés son las medidas antienvejecimiento más importantes.