La polémica arreciaba el lunes en Francia después de que el actor Gérard Depardieu anunciara la víspera su voluntad de renunciar a la nacionalidad francesa, y el primer ministro Jean-Marc Ayrault negara haberlo insultado, mientras la derecha aprovechaba la ocasión para criticar la política fiscal del gobierno.
En una carta abierta publicada el domingo por el actor, Depardieu reprochó a Ayrault haber calificado de "ruin" su decisión de residir en Bélgica para pagar menos impuestos, y anunció que "devolvía" su pasaporte francés.
"No pido ser aprobado, pero sí al menos respetado", escribió Depardieu quien respaldó públicamente al expresidente Nicolas Sarkozy (derecha) en las elecciones de mayo pasado, ganadas por los socialistas.
"No traté de ruin a Depardieu", "dije que efectivamente tenía algo ruin" el dejar de residir en su país para pagar menos impuestos, explicó el lunes Ayrault, recordando que al mismo tiempo habló "de solidaridad ciudadana y de patriotismo". "Pagar los impuestos cuando hay que hacer esfuerzos es asunto de todos los franceses", agregó.
Una declaración destinada a calmar los ánimos en momentos en que la oposición aprovechó el caso para atacar la política fiscal del gobierno.
El presidente François Hollande está "echando por tierra nuestro país" con su "apaleamiento fiscal", estimó el presidente proclamado de la UMP (derecha), Jean-François Copé, acusando al gobierno de "pisotear" a los artistas y a los empresarios.
Habría que "preguntarse por qué" Depardieu decidió irse de Francia, estimó el excanciller Alain Juppé (UMP), afirmando que "el nivel de confiscación fiscal es insoportable", pero estimando al mismo tiempo que lo que el actor hace "no está bien".
El senador socialista David Assouline calificó de "escandaloso" que la derecha "justifique y aliente el exilio fiscal".
Paralelamente, el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Claude Bartolone, declaró que Depardieu "debería recordar" que "sea cual sea su talento, no sería la estrella que es hoy sin el cine francés", y que el cine francés goza de subvenciones pagadas por los contribuyentes, lo que "le permite existir y ser lo que es".
El diputado verde Noël Mamère recordó también que los artistas franceses "tienen ayuda del Estado", y estimó que los "ocho millones de franceses que viven hoy en la pobreza" deben de estar "asqueados al ver esto". Depardieu "no será menos rico si acepta un poco de solidaridad", dijo.
Algunas personalidades salieron en defensa del actor, como el cineasta Claude Lelouch, que denunció "un linchamiento vergonzoso", aunque considerando al mismo tiempo que su partida "puede ser considerada como un insulto a la miseria".
Por lo demás, Lelouch estimó que Depardieu "asume un riesgo enorme con su principal capital, que es su público".
En Bélgica, la perspectiva de una naturalización de Gérard Depardieu fue acogida el lunes con escepticismo, dado que la obtención de la nacionalidad belga requiere paciencia y pruebas de apego al país.
La prudencia es obligatoria dado que el actor no ha confirmado su deseo de ser belga. "No he recibido ningún pedido oficial", indicó a la AFP Georges Dallemagne, presidente de la comisión parlamentaria que otorga la nacionalidad.
Depardieu, una de las mas célebres figuras del cine francés, se radicó recientemente en la localidad belga de Estaimpuis, situada a sólo un kilómetro de la frontera francesa.
Al residir en Bélgica, el actor, que es propietario de restaurantes y de viñedos en Francia, Argentina y España, pagará menos impuestos.