El dolor y la muerte rondan en la instalación de la artista colombiana Doris Salcedo, quien rinde un homenaje silencioso en Roma a los miles de muertos por la violencia en Colombia y en el mundo con su obra "Plegaria muda".
La artista latinoamericana, consagrada en el 2007 por la Tate Modern de Londres con "La grieta", se mide en la capital italiana con dos temas arduos: los enormes espacios curvos del romano MAXXI, el Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI, concebido por la célebre arquitecta Zaha Hadid, y la idea de la muerte, la vida y la memoria, en una de las ciudades que más rebosan de historia.
Las 120 parejas de mesas invertidas color gris de unos 50 centímetros de ancho por unos dos metros, unidas por una masa de tierra, que permite un insólito crecimiento de pasto, resultan un laberinto de ataúdes que deja entrever la vida.
La obra, realizada por encargo de la Fundación Calouste Gulbenkian (Lisboa) y el Museo de Arte Moderno de Malmo (Suecia), es un proyecto itinerante que estuvo ya en México y en el que participa también la Pinacoteca del Estado de Sao Paulo (Brasil).
"No es una obra sólo sobre la violencia en Colombia, sino sobre la violencia que hay en todo el mundo", reconoció la artista bogotana.
Nacida en 1958, Salcedo sacudió la conciencia colectiva de su país cuando colgó 280 sillas en una fachada del Palacio de Justicia, en 2002, una instalación en memoria de las víctimas de la toma del Palacio por el movimiento guerrillero M-19, en 1985, y de la fatal recuperación por el ejército.
"Esta es una obra muy dramática, que evoca sensaciones profundas. El drama que vive Colombia y el drama universal de la opresión del hombre por el hombre", resumió Pio Baldi, presidente de la Fundación MAXXI.
El trabajo de la artista colombiana, que se inspira de un hecho ocurrido en su país --el caso de jóvenes de zonas marginales asesinados entre 2003 y 2009 por el ejército colombiano con el único motivo de presentarlos como guerrilleros muertos y así obtener incentivos y prebendas por parte del gobierno-- consiste en darle forma a ese terrible dolor.
"Acompañé por meses a un grupo de madres que buscaban a sus hijos desaparecidos o que intentaban identificarlos en las tumbas indicadas por sus asesinos. Me uní a ese arduo proceso de elaborar el luto y me comprometí en el vano intento de pelear por obtener justicia pese a la barbaridad cometida por el Estado", contó.
Esquiva, precisa, obsesionada por los detalles, Doris Salcedo "se le midió" también a los volúmenes del gran museo romano, que expondrá unas veinte parejas de mesas-esculturas en su colección permanente.
"Es un proyecto que necesita condiciones climáticas especiales para que nazca la vida. Y lo logramos", explicó el argentino Carlos Basualdo, comisario del pabellón de Estados Unidos en la 53ª Bienal de Venecia, entre los organizadores, al hablar de las matas de pasto que brotan de grietas y agujeros.
"Esta obra no es un espectáculo, ni una operación de mercado. Existe porque se sustrae a todo ello", subrayó el experto.
"Es una obra viva, que necesita luz para vivir y es también una obra silenciosa, una oración que responde a la violencia", reconoce por su parte Monia Trombetta, curadora del MAXXI, quien trabajó durante un mes con la artista./AFP