Angy Barrero
Periodista de EL NUEVO SIGLO
LA INMEDIATEZ y la llamada actualización en tiempo real, muchas veces terminan atiborrando a los cibernautas de información vaga, sin comprobar y confrontar con las partes para determinar si dichos datos son veraces.
“La primera obligación del periodista concierne a la verdad, su primera disciplina a la verificación y su primer deber a la independencia”. Esta es la máxima del periodista francés, Edwy Plenel quien renunció al diario Le Monde, donde ejerció su carrera durante 25 años, al percibir la constante presión política y económica de los accionistas del diario sobre la información.
El periodista decidió jugarse el todo por el todo, apoyado en la reputación que con esfuerzo y día a día creó y cultivó en el prestigioso periódico. Siendo siempre crítico y liberal, hace cinco años decidió emprender un nuevo camino: el de la independencia.
Así, Plenel fundó el portal informativo Mediapart, que no sería noticia y de las “grandes”, sin los 100 mil suscriptores que ha conseguido, como se dice coloquialmente, a solo pulso. Gracias a su información veraz y oportuna, afincada en la reputación que levantó en más de dos décadas, fue paulatinamente conquistando lectores hasta llegar a la cifra antes mencionada.
Plenel asegura que “hay situaciones exacerbadas en donde lo político, confiscado por el poder de un potentado o de un presidencialismo exacerbado, arruina el espíritu democrático, corrompe la independencia de los hombres y debilita la expresión de libertad”.
Bajo esa premisa, el reportero ha buscado y conseguido, recuperar la credibilidad en el ejercicio periodístico y utilizar el medio digital de manera veraz y responsable.
Evidentemente, Plenel tiene un compromiso social, moral y profesional. Es reiterativo con la responsabilidad de una lucha implacable en el mundo de la tecnología para recuperar la confianza de los lectores, promover la calidad, la investigación y defender la independencia. Esta última, según considera, se ha perdido por “alianzas económicas y políticas mal construidas, generando una prensa frágil y débil, expuesta a la corrupción”.
La Corporación para el Desarrollo Complejo -Complexus- invitó al periodista francés a compartir su experiencia durante un seminario, con la participación de colegas colombianos, en Bogotá. En éste, proclamó lo que denomina el Manifiesto-Combate que, en resumida cuenta, lo que busca es cavar y encontrar la esperanza de volver a construir una prensa libre, ética, democrática y ciudadana. Esa que, considera, con el pasar del tiempo se ha ido perdiendo.
Para Plenel, el boom de la tecnología y las nuevas herramientas de la información resultan ser la perfecta oportunidad para “reinventar un porvenir donde se recupere el crédito, el valor, la responsabilidad, la solidaridad y la dignidad del trabajo periodístico”.
Contextualizando esa bocanada de ilusión con el panorama que se vive a diario en Colombia, las brechas que se agrietan son bastantes. Por ejemplo la editora general de la revista Semana, Luz María Sierra, es un poco escéptica frente al tema y asegura que el “periodismo murió” y el mundo está atado a la dictadura del clic.
Admite que la tecnología es un muy buen aporte, pero asegura que también tiene su lado oscuro, pues mueve “la llamada psicología de masas, que fragmenta y erosiona la democracia y configura nuevos bandos que se ordenan de acuerdo a los intereses”.
Sin embargo, María Elvira Bonilla, creadora de Kienyke y directora del portal “Dos Orillas” devuelve un poco la esperanza de esa invitación que hace el periodista francés para tejer sentido social, controvertir desde el cruce de la reflexión, la experimentación y la corroboración, a hacer una prensa “que no renuncie nunca a la calidad, la referencia, el dato, para que el ciudadano-lector ilustrado juzgue libremente”.
Bonilla cuenta que su medio digital se sostiene de apoyos financieros de algunas fundaciones internacionales y asegura que en ese espacio se puede publicar cualquier tipo de información porque no tienen ningún vínculo político o económico que pudiese afectar, impedir o sesgar la independencia de los periodistas que en él plasman sus escritos.
Sin embargo, se muestra preocupada y un tanto desconcertada. Asegura que en Colombia se puede aportar más con el periodismo, pero que la cuestión se ha vuelto muy mecánica y superficial. Insiste en que hay mucho por hacer y confía en que las nuevas herramientas pueden aportarle bastante al país, pero con investigación, responsabilidad, conocimiento y formación periodística.
El congresista y periodista Juan Lozano, por su parte, explicó que en las redes sociales lo que se encuentra es un mar de datos que carecen de profundidad e investigación y se declaró admirador de los nuevos medios alternativos que brindan información fresca. En tal sentido resaltó la frase de Plenel: “Con la revolución digital, el oficio del periodista ni puede practicarse con tono de gran señor ni soporta distancia con los lectores”.
Las palabras del periodista francés hacen reflexionar frente a la cruda realidad por la que atraviesa la gran mayoría de los medios de comunicación: “el verdadero ideal del periodista ha perdido el foco y consciente e inconscientemente, la discreción y el aislamiento son la muestra de la complicidad que, durante décadas, ha traicionado la confianza de la opinión pública, que a gritos pide que se destapen ‘ollas’ evidentes”.
Ahora, el meollo del asunto radica en la capacidad de asumir el reto, poner en práctica el gran desafío de utilizar la revolución digital y echar a andar lo que el francés llama “una prensa donde no sea un subproducto en línea de lo impreso y tradicional, ni tampoco un medio complementario de antiguas cabeceras, sino el laboratorio experimental de la información y la comunicación resueltamente modernas”.
¿Habrá disposición a seguir ese camino? ¿Los jóvenes podrán conocer lo que antes era literalmente la libertad de prensa? ¿Tendrá efecto su Manifiesto y alguien emprenderá en nuestro país ese camino? Esa es la incertidumbre que nos asalta a todos y, muy seguramente también asalta a Plenel.