En poco tiempo las principales joyerías del mundo podrán exhibir en sus vitrinas gemas de oro de color azul, fucsia, violeta o verde, que bien podrían pasar por zafiros, rubíes o esmeraldas, gracias a una técnica desarrollada en la Universidad colombiana de Antioquia.
"No se trata de pintar el oro, ni de cubrirlo con material alguno que disfrace los tradicionales colores blanco, amarillo o rosado del metal precioso", advirtió María Eugenia Carmona, ingeniera de la Universidad de Antioquia e investigadora principal del proyecto.
"Se busca someterlo a un elaborado proceso termoquímico de entre ocho y diez horas, al cabo de las cuales no solo su color pasa a ser rojo, azul o verde, entre otros, sino que también su precio comercial aumenta notoriamente", explicó la investigadora a la AFP.
Colombia, uno de los principales productores del metal en América Latina, junto a Perú y México, extrajo 56 toneladas de oro en 2011, lo que representa un aumento de 4% con respecto al año anterior. El valor de las exportaciones del metal precioso fue de 2.800 millones de dólares, un incremento de 31,4%, según cifras oficiales.
"Estamos parados en una minita, pero da tristeza que las grandes compañías se lleven el oro como materia prima a otros países, en donde lo transforman y nos lo regresan a altos precios", señaló la investigadora.
Por eso, "intentamos darle mayor valor agregado mediante la búsqueda de nuevas aleaciones, con el convencimiento de que desde nuestro país podemos trabajar el metal y convertirnos en exportadores de cosas nuevas", añadió.
Eladio Rey, conocido joyero del centro de Bogotá, calificó el resultado como "maravilloso, por lo innovador".
"Es algo indudablemente atractivo para comerciantes y compradores por la diversidad de colores, y mucho mejor si se garantiza una alta calidad del metal", dijo.
El proyecto inició en septiembre de 2009 en el Grupo de Materiales Preciosos (Mapre) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia que integran, además de Carmona, los profesores Asdrúbal Valencia y Jairo Ruiz, junto a dos alumnos.
El proceso comienza con la selección del oro de 24 kilates al que se le agregan otros materiales reactivos que al final dan la gama de colores. El 80% de la preparación es oro y el resto corresponde a otros metales.
Luego se pasa a un proceso de fusión, solidificación y enfriamiento. A continuación se realiza el proceso de lapidación, que consiste en pulir y dar forma a la gema que queda con un color plateado, como el acero.
Seguidamente se somete a un tratamiento termoquímico de coloración, mientras se van monitoreando los cambios de tonalidad que pueden ir desde el blanco hasta el azul, pasando por el amarillo intenso, el café, violeta y fucsia.
Posteriormente la gema, ya con su nueva apariencia, es llevada a un proceso de protección o recubrimiento de color con una resina especializada de alta densidad. Se deja secar y pasa a control de calidad y análisis de kilataje, para finalmente montarla o engastarla en la alhaja.
Un estudio previo, señala que una vez la gema de oro es sometida al proceso, su valor en el mercado puede aumentar en por lo menos cinco veces el de la misma joya en los tradicionales colores amarillo, blanco o rosado.
Y para el joyero Rey el proyecto no sólo "es bueno porque se prestaría para combinar con otras piedras preciosas", sino que además tiene el valor de "ser una investigación hecha en Colombia".
Hasta ahora sólo se tenía conocimiento de algunos experimentos en Italia que dieron como resultado oro azul, según indagaciones de los investigadores de la Universidad de Antioquia.