LA PÉRDIDA de la visión es hoy en día la principal causa de discapacidad en personas de edad avanzada. Para pacientes en edad productiva, las enfermedades de la retina pueden llevarlos a un retiro anticipado, implicando así una doble carga económica para la sociedad.
En 2010, el costo a nivel mundial por la pérdida de la visión ascendió a $2.9 billones de dólares, se estima que para el 2020 estos costos aumenten a $3.9 billones en total, lo que supone un incremento de un billón de dólares en un periodo de 10 años. Si consideramos que el 80% de estos padecimientos son prevenibles, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado se vuelven esenciales.
Las causas más comunes del deterioro de la visión son cataratas, glaucoma, degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) y retinopatía diabética. Mundialmente, la DMRE es responsable del 8.7% de la ceguera y la principal causa de ceguera legal en personas mayores, ello en sociedades occidentales, afectando entre 25 y 30 millones de personas a nivel mundial.
Por su parte, el Edema Macular Diabético (EMD) otra importante enfermedad, dados los altos índices de diabetes en el mundo, es una de las razones más frecuentes de deterioro severo de la visión en población en edad laboral y por último, la Oclusión de la Vena Central de la Retina (OVCR), un trastorno ocular frecuente que afecta a más de 2.5 millones de personas en el mundo, estas últimas son las tres principales enfermedades que afectan la retina.
Panorama
Desafortunadamente, el impacto económico de estas enfermedades también se ve reflejado en el acceso a los tratamientos adecuados, de acuerdo a un estudio realizado por el Pan American Journal of Public Health, las prevalencias de la ceguera y la deficiencia visual moderada se concentran en las personas más desfavorecidas socialmente, mientras que la cobertura quirúrgica de ciertos padecimientos como las cataratas, se concentran en las personas con mayores recursos económicos.
De acuerdo a la Agencia International para la Prevención de la Ceguera (IAPB por sus siglas en inglés), los beneficios de la lucha contra la ceguera, para el bienestar personal y la reducción de la pobreza evitable, son inmensas. En los países en desarrollo, cada dólar invertido en salud ocular puede conducir a un retorno de cuatro veces la inversión.
Ahora bien, no podemos omitir de este análisis el hecho de que los cambios de hábitos en la población tales como la alimentación, la migración hacia las grandes ciudades, el estrés y sedentarismo entre otros factores, favorecen el incremento de enfermedades crónico degenerativas, situación que aunada a la modificación de la pirámide poblacional en América Latina, representan hoy en día un reto enorme para los gobiernos y las instituciones de salud, quienes se han visto rebasadas en la capacidad de ofrecer diagnóstico oportuno y tratamiento con terapias modernas.
“Es justamente en este escenario, que la verdadera solución es la de involucrar a la clase profesional, a la Industria Médica su aliado natural, para hacer sinergia y presencia para convocar a las ONGs, a la Industria Privada y organizaciones afines, para ofertar soluciones viables“, comentó el Dr. Francisco Martínez Castro, representante de la Agencia International para la Prevención de la Ceguera (IAPB por sus siglas en inglés).
“Este es un asunto de responsabilidad social en la que debemos comprometernos todos para cambiar un escenario poco alentador en el que no se visualizan estrategias sólidas y estructuradas con el apoyo de la clase profesional. Esta será la solución más confiable en los próximos años para hacer abogacía ante las Cámaras de los Gobiernos y supervisar el cumplimiento de los programas“, concluyó.