Obras que transforman visiones en Nueveochenta | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Domingo, 14 de Julio de 2019

Los secretos de lo cotidiano, la transformación de las cosas y la exploración por lo que es considerado basura son los ejes principales de las obras en exposición de la galería Nueveochenta, una apuesta por el talento colombiano e internacional.

Las obras del caleño José Oleano, Nicolás Beltrán y la chilena Paula de Solminihac estarán en exposición hasta el 6 de agosto en las salas de la esta galería bogotana.

Cuando las cosas se quiebran

En Cuando las cosas se quiebran aún existen vestigios de esa mirada al espacio doméstico, presente en exposiciones como degradaciones tropicales: abismos al borde de una mesa (2018) o Resistiendo la gravedad (2017). Sin embargo, aquí Olano ocupa elementos orgánicos como plantas, ramas, rocas y frutas, haciendo una referencia directa a esa naturaleza que también le resulta cotidiana. Siguiendo esta misma línea, le confiere una suerte de vitalidad al vidrio; una cualidad de transformación que surge como consecuencia de los golpes, roces, huellas y vibraciones que se generan alrededor y sobre este en el marco de la muestra.

Y es que esto es precisamente lo que le interesa al artista: marcar la existencia del objeto. Hablar de un espacio que está vivo, de un vidrio que se desploma y se rompe cuando la fruta madura y se encoge, volviéndose incapaz de soportar el peso que le ha sido aplicado; de una palma que amenaza con caer al vacío pero que es sostenida por un contrapeso; de un juego de fuerzas físicas entre los imanes y el vidrio que da lugar a un espacio cargado de tensión, tanto físico como figurado, y que a su vez anuncia la posibilidad de que algo ocurra, cediendo ante la contingencia.

Enchapes

El trabajo de Nicolás Beltrán parte de su interés por manipular la imagen con el fin de alterar la respuesta que el espectador tiene frente a ella. Esto lo ha llevado a evaluar su propia mirada, no solo en relación a la pintura sino también a una serie de situaciones que forman parte de nuestro imaginario cotidiano. En su más reciente proyecto, Enchapes, el artista explora los reflejos, el movimiento y la distorsión generada por la luz que cae sobre el agua represada en las baldosas del baño, fijando su atención en una situación diaria que nos obliga a mirar hacia abajo, a irrumpir en la imagen, a enmarcarla en una experiencia específica.

Buscando simular el piso de una ducha, Beltrán adecúa ocho piezas sobre el suelo de la sala, a manera de mosaico, y después procede a enchaparlas con vidrio y metal. Dicho ejercicio lleva la pintura a un campo expandido, la acerca al objeto y al espacio, alterando las dinámicas comunes de aproximación del público a una obra. El primer encuentro entre el espectador y la imagen no está mediado por la contemplación, sino que por el contrario depende de la experiencia de caminar sobre ella, de vencer el temor de romper el vidrio y, por tanto, de rasgar la tela.

Orillas Negras

Orillas Negras de la chilena Paula de Solminihac fue una de las instalaciones exhibidas en la Sala Gasco, en Santiago de Chile. Dicha obra nació a partir del uso de los bordes descartados de papeles de cerámica con los que la artista había trabajado en series anteriores. Su interés por los tiempos de los objetos y su posibilidad de transformación la llevó a acercarse nuevamente a estas orillas despreciadas que, en el mismo proceso de ser tiradas, fueron moldeadas de manera arbitraria. Este deseo por explorar lo “podrido” se vio reflejado en el uso del material reciclado, que posteriormente utilizó para generar un camino que parecía propagarse sobre el suelo del espacio.

Este conjunto de materia orgánica se define también como un paisaje vivo, como una metáfora de la inevitabilidad de la naturaleza, que crece pese a la intervención humana, y como una analogía de la obra de la artista, quien se ha caracterizado por trabajar en procesos paralelos que no son lineales sino más bien curvos.

Esta adaptación de Orillas Negras explora la respuesta de la materia frente a ciertos procesos que la activan, en relación a la metáfora culinaria de Levi-Strauss.  La tierra, cruda, abraza las orillas de cerámica, sometidas al crecimiento del pasto en un intento de la artista por evidenciar su ineludible trasmutación.