Obras que reinaron en el siglo XVI recuperan su grandeza | El Nuevo Siglo
EN “LA travesía del Mar Rojo” Mazzolino pintó una multitud de personas cruzando el mar por un camino seco creado por Moisés. Una escena bíblica del Antiguo Testamento. /Foto: Europapress
Jueves, 18 de Enero de 2024
Redacción Cultura

LA PINTURA “La travesía del Mar Rojo”, (1521) de Ludovico Mazzolino, y la escultura de mármol “Venus con ninfa y sátiro” (1600) recuperarán de nuevo su brillo mediante una restauración que realizará la Galería Nacional de Irlanda (Dublín, Irlanda) y el Museo de Arte Wadsworth Atheneum (Connecticut, EE. UU.), a través del Fondo de Restauración para Museos de la Fundación Europea de Bellas Artes (Tefaf).

Según informó el museo, “La travesía del Mar Rojo” es una obra del reconocido artista italiano Ludovico Mazzolino, el cual representa una de sus colecciones más antiguas del siglo XVI.

En palabras del presidente del Comité Ejecutivo de Tefaf, Hidde van Seggelen, este fondo: “Contribuye a evitar un mayor deterioro de estas dos importantes obras de arte, devolviéndoles su grandeza original. La conservación de una obra maestra de la escultura y de una pintura de uno de los grandes artistas del Renacimiento italiano pone de relieve el papel esencial que desempeña el TMRF en el fortalecimiento del compromiso de Tefaf con la investigación y la preservación de nuestro patrimonio artístico compartido y diverso”.

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El Fondo de Restauración para Museos de Tefaf se creó en 2012 para apoyar y promover la restauración profesional y la investigación académica. La pretensión de conservar el patrimonio es el principal motor de este proyecto. El comité de expertos independientes suele seleccionar dos ganadores que recibirán hasta 25.000 euros cada uno para apoyar su proyecto de restauración para no superar el total de 50.000 euros.

Arte bíblico

“La travesía del Mar Rojo” representa una “obra de arte bíblica” que, según el fondo de restauración, “destaca por su tamaño y rareza, y porque se aparta de las reglas convencionales de la perspectiva”.

Además, aunque la obra se realizó a principios del Cinquecento, el artista tenía un estilo diferente a la época. En comparación con el clasicismo moderno que estaba emergiendo, Mazzolino prefería apostar por perspectivas más primitivas apartándose de las nuevas tendencias como el “sfumato”.

En particular, el cuadro requiere grandes esfuerzos de conservación con su fragilidad actual, la obra pictórica no puede exponerse con seguridad, debido al grave estado de desprendimiento de la capa pictórica de su soporte y la suciedad en la superficie agrietada.

Con la financiación de Tefaf, el objetivo es que la Galería Nacional de Irlanda colabore con expertos en la obra de Mazzolino para comprender mejor su práctica artística, de modo que esta “obra maestra de grandes dimensiones” pueda restaurarse y volver a exponerse al público.

La obra del pintor italiano, que trabajó para la corte de la Casa de Este en Ferrara y más tarde en Bolonia, llegó a la galería en 1914, indicó la directora de la Galería Nacional de Irlanda, Caroline Campbell. Sin embargo, también explicó que no se ha podido exponer durante muchas décadas debido a la fragilidad del panel.

“Estamos encantados de recibir esta subvención del Fondo de Restauración para Museos, que nos permitirá llevar a cabo un tratamiento de conservación esencial de esta sorprendente pintura y hará posible devolverla a nuestras galerías para el disfrute de nuestros visitantes”, añadió Campbell.

Ludovico Mazzolino fue un destacado pintor en la Italia del siglo XVI, donde trabajó para la corte de la Casa de Este en Ferrara y más tarde en Bolonia. “La Travesía del Mar Rojo” es reconocida internacionalmente como un importante y raro ejemplo a gran escala de su obra.

El brillo de Venus

En cuanto a la escultura “Venus con ninfa y sátiro”, del artista francés Pietro Francavilla, inicialmente se encargó para los jardines de la Villa Zanobi Bracci de Florencia, pero en 1750 se vendió a Federico Luis de Gales y se guardó en las propiedades reales de Kew y Windsor.

A principios del siglo XX, la escultura apareció en el mercado comercial del arte y en 1925 fue transportada al Museo Fogg de Harvard para ser instalada en su patio renacentista. Sin embargo, “debido a su carácter erótico”, la escultura no se expuso allí, sino que fue adquirida por Everett Austin Jr., entonces director del Wadsworth Atheneum.

Francavilla trabajó en el taller de Juan de Bolonia, quien, como él terminará siendo, era un francés italianizado. En el transcurso del tiempo la escultura ha sido restaurada en múltiples ocasiones debido a sus numerosos daños. El Museo de Arte Wadsworth Atheneum anhela devolver a Venus su atractivo estético y su importancia histórica. Con la ayuda del Fondo de Restauración para Museos de la Tefaf, el museo pretende recuperar el antiguo esplendor de la estatua.

En particular, la escultura “ha sufrido daños y múltiples restauraciones a lo largo de su rica e intrigante historia”, como recuerdan desde el fondo de restauración, que busca con esta ayuda devolver a la escultura su “atractivo estético” y su “importancia histórica”.

“Esta es quizá la escultura manierista más importante de Estados Unidos”, destaca el director del Museo de Arte Wadsworth Atheneum, Matthew Hargraves. Desde 1934, ha sido la pieza central del edificio modernista “Avery Memorial” y, gracias a la subvención, “volverá a la vida y ocupará un lugar de honor en el centro mismo del Wadsworth Atheneum como símbolo de la renovación del museo”.