La decisión del novelista Philip Roth de dejar la escritura a pesar de contar con buena salud y de su imparable producción a la edad de 79 años ha sorprendido a los círculos literarios de Estados Unidos.
El anuncio realizado sin bombo ni platillo apareció por primera vez en la revista cultural francesa Les Inrockuptibles y no trascendió hasta más tarde en Estados Unidos, donde Roth es uno de los "leones literarios" del país, tal y cómo lo describió The New York Observer.
Pero a medida que se extendió la noticia, lo hizo también la reacción de sorpresa, e, incluso, el escepticismo.
"Es sorprendente, debido a su hábito obsesivo de trabajar constantemente", afirmó Ross Posnock, un profesor de la Universidad de Columbia que escribió en 2006 el estudio "La dura verdad de Philip Roth: el arte de la inmadurez" (Philip Roth's Rude Truth: The Art of Immaturity).
Posnock relató a la AFP que podría haber una buena razón tras la decisión de Roth de abandonar, incluso si en un cierto nivel podía continuar.
"Artísticamente creo que tiene sentido. No creo que su (trabajo reciente) sea tan fuerte como alguno de los trabajos de los 90, por ejemplo, 'Sabbath's Theater' (El teatro de Sabbath) o 'Human Stain' (La mancha humana)", dijo.
"Requieren tanta energía y concentración que probablemente no le queda", agregó.
Pero Posnock coincidió con otros comentaristas, como Adam Gopnik de The New York, que afirman que Roth podría tragarse sus palabras muy pronto.
"Nunca esperé que se retirara, pero tengo la sospecha de que podría 'desretirarse'. No puedo imaginar que sea fácil para él no escribir", afirmó el profesor.
La especulación sobre Roth refleja su estatura en el escenario literario posterior a la II Guerra Mundial, con una escritura que era a la vez cómica, sincera, satírica y provocativa.
El escritor saltó a la fama en 1969 con "Portnoy's Complaint" (El mal de Portnoy/El lamento de Portnoy), una comedia sexualmente explícita sobre un joven judío-estadounidense obsesionado con la masturbación y con su madre, que supuso el comienzo de una carrera que se alargó durante décadas.
Escritura sincera, satírica y provocativa
"Es probablemente el mayor novelista estadounidense tras Faulkner, en mi opinión. Harold Bloom afirma lo mismo, estoy seguro de que mucha gente dice lo mismo", afirma Posnock, referiéndose al crítico literario mundialmente famoso.
"Ha liberado un cierto estadounidense vernáculo... similar a lo que Salinger hizo en 'El guardián entre el centeno', sacando construcciones estadounidenses vernáculas, pero en el caso de Roth, más obscenas, judías, urbanas, de las que se habían escuchado antes".
Nieto de inmigrantes judíos del este de Europa, Roth creció en Newark, Nueva Jersey, y su vida y origen judíos fueron fuentes constantes de material para su obra de ficción.
The Observer afirma que "es el escritor judío-estadounidense" aunque al mismo tiempo "hizo que la ficción judía se convirtiera en mayoritaria, permitiendo a los escritores judíos centrarse en algo más que simplemente ser judíos".
La capacidad de evadir el ser encasillado y la universalidad de su mensaje explican bien el éxito de Roth.
Ya en 1962, el crítico literario Orville Prescott escribió en The New York Times que "Philip Roth escribe de sus intereses pasionales en otros seres humanos".
Cinco décadas más tarde, sus obras ocupan estanterías enteras en las librerías, pero su retiro no es "simplemente un golpe triste, sino una sorpresa genuina", escribió el crítico James Walton en el diario británico Daily Telegraph.
"Es un poco como escuchar que Keith Richards ha dejado el rock and roll o que el Papa abandona la religión".
Y queda mucho por hacer: "Otorguen a Philip Roth un premio Nobel como un regalo de jubilación", afirmó Walton.