El premio Nobel de la Paz 2012 fue otorgado este viernes a la Unión Europea (UE), actualmente sacudida por una grave crisis económica, por haber extirpado las guerras y afianzado los derechos humanos en una región del planeta que salía devastada de la Segunda Guerra Mundial.
La UE (integrada actualmente por 27 países) y las instituciones que la precedieron "contribuyeron durante más de seis décadas a promover la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos", dijo en Oslo el presidente del Comité Nobel, el noruego Thorbjoern Jagland, cuyo país paradójicamente no es miembro del bloque.
El premio fue una sorpresa en un momento en que la UE enfrenta su mayor reto en décadas debido a las profundas divisiones entre los ricos países del norte, liderados por Alemania, y los del sur, ahogados por la deuda y sometidos a políticas de austeridad.
Un test de solidaridad, cuyos resultados completos todavía no se dieron a conocer, ya reveló que el proyecto europeo no goza de gran prestigio en la opinión pública, que suele ver a Bruselas (capital de la UE) como un mundo distante y burocratizado.
"Actualmente la UE sufre graves dificultades económicas y problemas sociales considerables", reconoció Jagland. Pero sus aportaciones en materia de paz, democracia y derechos humanos contribuyeron a transformar a Europa "de un continente en guerra en un continente en paz", agregó.
"Durante un periodo de 70 años, Alemania y Francia se enfrentaron en tres guerras (1870, 1914-18 y 1939-45, NDLR). Hoy en día, una guerra entre Alemania y Francia es impensable", subrayó Jagland.
Los europeos consiguieron "superar guerras y divisiones" para "formar juntos un continente de paz y prosperidad", se congratuló el presidente de la UE, Herman Van Rompuy, en su cuenta de Twitter.
Nacida de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial y bajo el impulso de los seis países firmantes del Tratado de Roma en 1957 (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo), la Comunidad Económica Europea (embrión de la UE), ayudó a estabilizar un continente acostumbrado a los conflictos.
A lo largo de los años, se expandió hasta englobar a estados situados, hace no tanto tiempo, a ambos lados de la cortina de hierro que separaba a las democracias capitalistas del oeste del bloque comunista del este. También reunió a naciones con grandes diferencias económicas, sociales y culturales.
Pese a todas sus crisis, la UE logró convertirse en el mayor mercado común y la primera potencia económica del mundo, donde la libre circulación de bienes, personas, servicios y capitales está garantizada.
De los 27 países de la UE, 17 establecieron incluso una unión monetaria, la eurozona, que hoy se halla en el epicentro de una crisis económica y financiera con repercusiones mundiales.
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, aprovechó la atribución del Nobel para ratificar su confianza en el euro, al que ve como continuación de una integración que hasta hace unas décadas parecía utópica. "El euro es más que una moneda, pues se trata de la idea de Europa como comunidad de paz y de valores", destacó.
El presidente francés, el socialista François Hollande, consideró que el galardón "confiere a Europa una responsabilidad aún mayor, de preservar su unidad, su capacidad de promover el crecimiento y el empleo y la solidaridad con sus miembros".
La historia de la UE estuvo marcada por otros momentos graves, que cuestionaron su misión y su eficacia, como la de su impotencia ante el estallido de la guerra de los Balcanes tras el desmembramiento de Yugoslavia y su tardía intervención para frenar el conflicto en Bosnia (1992-1995).
La atribución del Nobel levanta cierta controversia por el papel de la UE en el ámbito diplomático, en momentos en que el bloque trata de reforzar su papel para acabar con el régimen de Bashar al Asad en Siria y frenar el programa nuclear de Irán.
"Es un premio realmente extraño y más en este momento de crisis y controversia sobre las políticas económicas y financieras de la Unión Europea", opinó Mariano Aguirre, director del Centro de paz NOREF, basado en Oslo.
Pero "internamente ha sido un proyecto exitoso, que ha logrado mantener la paz entre sus miembros a través de acuerdos económicos, políticos, sociales, culturales y de seguridad", admitió.
El Premio Nobel consiste en una medalla, un diploma y un cheque de ocho millones de coronas (unos 930.000 euros).