Una reflexión crítica a los procesos de la modernidad y a la idea de progreso asociada a ésta es la apuesta de NC-Arte con el proyecto Echar por tierra del artista colombiano Eduard Moreno. La obra se inaugura mañana y estará abierta al público durante dos meses.
“Sin falsas pretensiones, pero con la claridad que otorgan el trabajo constante, la lectura consciente de pensadores contemporáneos, la observación analítica de los procesos económicos actuales en Colombia, y el compromiso ético de querer ocuparse de un lugar y un tiempo desde su propia práctica, Eduard Moreno se ha planteado el reto de Echar por tierra buena parte de los sueños, utopías e ilusiones del proyecto moderno en su deriva más latinoamericana y colombiana”, explica Conrado Uribe, curador de la muestra.
La intención es la de demostrar ya no el fracaso de ese proyecto moderno –algo quizás propio de contextos que pasaron por procesos industriales y culturales orientados hacia la consecución de sus ideales–, sino su frustración, un sentimiento a lo mejor más propio de modernidades que aún no han llegado a serlo completamente, con sueños a medias, esperas y esperanzas irresueltas.
El método utilizado en la exposición que cabe dentro del campo de arte contemporáneo, según el artista Eduard Moreno, y siguiendo poco a poco al filósofo Slavoj Žižek, es aplicar las visiones de paralaje. Este concepto, propio de la astronomía y definido como las diferentes posiciones que aparenta un astro en la bóveda celeste cuando es observado desde puntos distintos, le permite aprovechar críticamente esa proliferación de significados (fracaso, frustración) que aparecen en las brechas resultantes tras comparar diferentes posturas.
El propósito de Moreno es encontrar, en esos resquicios, un lugar propio desde el cual poder lanzar, aunque sea de manera temporal, sus reflexiones poéticas. Y el territorio escogido es el del declive y decadencia de la industria nacional, de esos procesos económicos que agregaban valor en la transformación de la materia, y el retorno simultáneo a dinámicas económicas basadas en la explotación de recursos básicos y las agresivas consecuencias sociales de estas economías extractivas.
De acuerdo al artista, “como viene siendo una costumbre histórica en Colombia, la primera extracción que realizan las grandes compañías, sean mineras o agrícolas, es la humana; y el sistema, cómplice, las acompaña”. ¿No es esta situación en su conjunto una nueva expresión de un capitalismo de tipo colonialista? ¿La modernidad y sus propósitos fueron sólo un paréntesis entre dos manifestaciones de un mismo sistema económico?
En la exposición se destacan tres instalaciones:
La primera, de gran formato, exhibe unas máquinas de bandas continuas propias de la extracción mineral a gran escala. Aquí sin embargo, las bandas transportadoras en vez de mineral y piedras, llevan imágenes, producto de la extracción de materia hecha a papel carbón de formas continuas, técnica avanzada por el artista desde hace algún tiempo.
La segunda pieza, titulada Mal aliento, consiste en una escultura procesual, en la que unas gorras completamente bordadas con hilo de oro y motivos barrocos se ven llenas de tierra para convertirse en insectarios vivos que albergan escarabajos locales. Las gorras evocan las que visten los mineros en sus faenas cotidianas, los escarabajos su labor.
Por último, la tercera obra, “Cielo Abierto” está compuesta por una yuxtaposición de imágenes en movimiento: una, es un filme en formato de 8 mm con fragmentos del proyecto Apolo 9 y su ilusión de llegar a la luna; la otra, es una vídeo-proyección en la que se ven imágenes de sobrevuelos a los cráteres producidos por las minas de explotación a cielo abierto en la Guajira: enfrentamiento de tecnologías, épocas, sentidos, búsquedas; fracaso y frustración.