LEJOS de ser "invisibles" en las esferas del poder, las mujeres en la época prehispánica en Perú reinaban y decidían asuntos políticos y económicos, según una investigación que refuta los textos tradicionales de historia.
En un libro publicado por la Universidad San Martín de Porres, la historiadora Maritza Villavicencio expone los hallazgos de una investigación de 10 años que cuestiona los estudios que consideraban a las mujeres precolombinas prominentes como meras "sacerdotisas", cuando en realidad eran monarcas.
"Las mujeres han sido invisibles en la historia y lo que hace mi libro es plantear una recuperación de la memoria de la vida real de las mujeres, por eso es más que una reivindicación", dice Villavicencio a la AFP.
En su libro "Mujer, poder y alimentación en el antiguo Perú", la investigadora rescata la presencia de mujeres en diversos territorios durante la época prehispánica y resalta que ellas ejercían el poder en sus comunidades.
"A la mujer se le califica como sacerdotisa para bajarle el rango, no como una persona con poder de participar en acciones políticas, económicas y sociales de su pueblo, capaz de decidir y hacer alianzas con gobernantes varones", señala.
"Hay una interpretación discriminante de los investigadores con respeto a las mujeres en el antiguo Perú, existe una interpretación de una metodología en que se oculta el poder de las mujeres", agrega.
La Señora de Cao
La primera momia de una gobernante se descubre en el norte de Perú en el complejo arqueológico de San José del Moro en 1992, de la cultura Lambayeque, que existió entre los siglos XII y XIII d.C. Se le llamó sacerdotisa pese a los vestigios de poder con que fue enterrada.
Recién en 2013 comienza a llamársele gobernante a la Señora de Chornancap, porque se hallaron los restos de ocho mujeres de élite en su entorno, además del ajuar, señala la historiadora.
"En 1987 se descubre al Señor del Sipán en Trujillo, (en la región norteña de) La Libertad. Nadie dice que era sacerdote, todos hablan de un gran señor, el gran monarca mochica, y se le ha construido un museo", dice Villavicencio.
Sacerdotisa también se le llamó a la Dama o Señora de Cao, que gobernó en el siglo IV d.C durante la cultura Mochica, pese a que se halló junto a ella un cetro o estólica, muy parecido al del Señor del Sipán (S.III d.C).
Tras varios estudios comenzó a ser considerada como monarca y ahora tiene un museo gracias a una fundación.
"Hay una mirada de prejuicio con respecto a las mujeres, es una visión androcéntrica -que sitúa al hombre como centro de todas las cosas- de la historia del Perú", afirma la investigadora.
La historiadora destaca que los textos tradicionales de historia peruana dicen que la mujer estaba ausente en la toma de decisiones de gobierno, pero "la memoria real demuestra lo contrario".
Tatuajes de serpientes
Villavicencio dice que el linaje era muy importante para asumir el poder. Indica además que había cuatro espacios en los que se construía cotidianamente ese poder: la taumaturgia (capacidad de hacer cosas sobrenaturales), la reproducción, la actividad textil y la alimentación.
La taumaturgia tenía mucha fuerza para convertir a una mujer en gobernante. "Su poder de sanar, de convocar el clima a través de los conocimientos, de dar el camino de la vida y de la muerte, la convertían en líder", explica.
Un símbolo importante es el tatuaje. "Por ejemplo la Señora de Cao tiene serpientes tatuadas en su brazo, lo que quiere decir que era capaz de convocar las aguas de los ríos y posiblemente predecir el clima".
También existieron santuarios para mujeres de élite cuyos restos se han preservado, como el de la "huaca" (sitio arqueológico) Pucllana, situada en el distrito limeño de Miraflores, o la huaca Huallamarca en el vecino municipio de San Isidro.
En esta última huaca en 1958 se hallaron los fardos funerarios de un centenar de personas, de las cuales 73 eran mujeres de élite, entre ellas la Dama de los Cabellos Largos. También se descubrieron sepulturas de hombres, pero de menor jerarquía.
En Lima está también la Dama de los Batanes, con tatuajes en los brazos, hallada en la huaca San Miguel.
Los arqueólogos han hallado en cementerios muchos vestigios de la actividad textil, porque el tejido era considerado mágico, pues las mantas le daban podera la mujer en el antiguo Perú, dice la experta.
La alimentación era también muy importante y también estaba entregada a las mujeres. Por eso en algunos pueblos se crearon las "acllahuasis", o casas de mujeres, encargadas de las comidas y de su preparación para ceremonias.