En Colombia, cada día muere un niño o una niña a causa de accidentes que
pudieron evitarse dentro del hogar, la escuela, parques u otros espacios
donde los menores de edad realizan la mayor parte de sus actividades
lúdicas, educativas y familiares.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses - ICMLCF, durante el año 2014 se presentaron 3.040 casos donde los niños y las niñas sufrieron algún tipo de accidente como ahogamientos, caídas, asfixias, laceraciones y quemaduras. De ellos, 409 causaron la muerte del menor de edad siendo la franja de edad, entre los 0 y los 4 años, la más afectada, con el 47% de las ocurrencias.
Las cifras entregadas por la Institución advierten que durante el 2014, los
departamentos que más número de muertes por accidentes presentaron fueron: Nariño y Valle del Cauca (7.1%); Santander, (6.4%) y Córdoba, Atlántico y Antioquia (6.1%).
Son miles de caídas, casi ahogamientos, cortaduras que se resuelven dentro del mismo hogar, por no ser letales o graves, o en la farmacia de la esquina, otra gran cantidad llegan a los centros de salud, hospitales y nunca pasan por un examen ni estadística forense.
El hogar es el escenario en el que se presenta el mayor número de
muertes de niños y niñas a causa de los accidentes prevenibles, en este sentido la médica pediatra Olga Lucía Baquero, asegura que "Los accidentes ocurren en un segundo. A su vez dependen de la edad en la que están los niños. Por ejemplo, el que la mayoría de los casos ocurran en la primera infancia invita a pensar en que en esta etapa los niños tienen condiciones particulares, diferentes a las de los adultos, el niño está aprendiendo a gatear, a caminar, a correr, a comer, está explorando y desconoce el riesgo, por ende, es el adulto quien debe pensar en el riesgo y quien debe acompañar al niño en sus primeros pasos. Si esta misión no se cumple, se presentan, por ejemplo las caídas, que son la principal causa de accidente en los niños menores de 5 años".
Es prudente recalcar que el desconocimiento o la omisión de acciones que
podrían evitar que un niño o una niña resulte herido o lastimado por un
hecho accidental o violento, se constituye en una forma de maltrato hacia la niñez y la adolescencia.