El amor ardiente que siente Judith por Barba Azul, la llevará a rebelarse contra todo sin darse cuenta que se convertirá en una más de la larga lista de pasiones que tiene este hombre, y que lo ha obligado a quedarse solo para siempre.
La Sinfónica Nacional de Colombia presentará El castillo de Barba Azul, obra del compositor Béla Bartók, el viernes en el Auditorio Fabio Lozano a las 7:30 p.m. Bajo la batuta del director estadounidense David Levi y con la participación de la soprano Paulina Pfeiffer y el bajo barítono Marcell Bakonyi, las siete puertas misteriosas del castillo de Barba Azul se abrirán ante los espectadores.
Paulina Pfeiffer, soprano sueca elogiada en varias ocasiones por su lírica cálida y resonante además de su musicalidad genuina y su fuerte carisma en el escenario; y Marcell Bakonyi quien por su parte, se ha destacado en su carrera de bajo-barítono, ganador del Concurso Internacional de Rolando Nicolosi en Roma, serán los protagonistas de esta puesta en escena.
David Levi, reconocido por su trabajo en el ballet y ópera, ha dirigido numerosas orquestas en Europa y América, es invitado en esta ocasión por la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia para llevar la batuta durante la interpretación de la obra de Bartók, el más grande compositor húngaro de la primera mitad de este siglo. Esta obra es una ópera, es denominada como no convencional, ya que no hay obertura, arias, ni dúos y cuenta con un solo acto.
El castillo de Barba Azul es una pieza musical que se destaca por sus grandes exigencias orquestales y escénicas ya que el libreto de la ópera del poeta, crítico y guionista cinematográfico húngaro Béla Bartók está tomado de Barbazul, el conocido cuento del francés Charles Perrault. Sin embargo excede la dimensión de la leyenda al girar alrededor de dos personajes, donde la relación de los protagonistas, Barbazul y Judith, se condensa en una confrontación entre ellos de carácter psicológico, y se plantea la imposibilidad de cualquier relación entre seres humanos.
En lo musical, El Castillo de Barbazul sintetiza las experiencias de Béla Bartók anteriores a 1911 y por ello guarda una cierta relación, por momentos, con la música vernácula húngara aunque el sentido romántico también se hace evidente y se nota, en ciertos pasajes, un parentesco con el impresionismo. Se dice, no obstante, que el verdadero drama de “El Castillo” ocurre en su compleja orquestación y muy variada. Bartók, en la búsqueda de una sonoridad exige una enorme expresividad y quizás por ello la obra admite, mejor que otros ejemplos líricos, las versiones de concierto. El sonido instrumental y por lo tanto la orquesta deben avivar la imaginación y crear ese entorno macabro y fantástico que plantea la historia.