Hacer del circo ruso un circo moderno y sacarlo definitivamente de la era soviética es la "misión imposible" que se ha puesto como meta el célebre mimo Slava Polunin, tras una exitosa carrera dentro y fuera de su país.
Para ello, Polunin, que ostenta el prestigioso premio Laurence Olivier, está a las riendas desde enero del circo de la Fontanka de San Petersburgo, en declive desde hace años.
Pero el nuevo estilo que quiere imprimirle provoca recelos: meses después de su nombramiento, unos cien miembros del circo pidieron su renuncia por estimar que no entiende las tradiciones y especificidades del circo ruso.
"Este hombre es innegablemente bueno en su campo, pero éste está muy lejos del arte del circo", escribieron en una carta al presidente ruso, Vladimir Putin, en la que achacaron a Polunin ser defensor del conocido "Circo del Sol", con el que trabajó en Canadá en su periplo por el extranjero tras haber llegado al éxito en su país.
Polunin, de 63 años y barba y cabellos blancos, describe su trabajo más como "teatro" que como "circo". No en vano, en los años 80 fundó su propia "troupe" en San Petersburgo, "Litsedei", con espectáculos que aunaban pantomima, tragicomedia y farsa.
Por eso se ve a años luz del espectáculo interpretado el año pasado con motivo del 135º aniversario de la institución, en la más pura tradición soviética: un domador de leones, acróbatas actuando con música folclórica de fondo y caniches saltando en fila india con sus patas traseras.
A esta falta de originalidad hay que añadir un escándalo levantado por un grupo de defensa de los derechos de los animales llamado Vita, que difundió imágenes de domadores que golpeaban a un mono y a un canguro repetidas veces.
Aunque no se sabe la fecha en que se grabó esa filmación, personalidades como el cineasta Alexander Sokurov enviaron una misiva al nuevo director del circo en la que le pidieron que dejara de programar espectáculos con animales.
Pero el conocido circo Durov de Moscú respondió de inmediato haciendo un llamamiento a la conservación de esta práctica, que considera una tradición del circo ruso.
"Estos casos aislados de crueldad no reflejan la realidad", estimó este circo.
Los defensores de Polunin lamentaron por su parte el tono aún soviético de estas actuaciones y la ausencia de una nueva línea artística.
El veterano mimo, que presume de no haber utilizado nunca animales en sus espectáculos, explica a la AFP que quiere organizar un debate sobre el tema.
Cree que el circo ruso pide a gritos una renovación, tanto en el contenido de sus espectáculos como en la forma.
"El circo tuvo su momento álgido en los años 50; ahora está estancado", estima este veterano artista que tras cosechar un enorme éxito con el espectáculo "Asisai", salió de su país a finales de los 80 para trabajar en Francia, Reino Unido y Canadá.
"Nuestros artistas son muy profesionales, están entre los mejores del mundo, pero hay carencias en la escenificación, faltan nuevas ideas", señala.
"Quiero mantener todo lo que está bien, no quiero destruir nada", asegura Polunin, que en 1993 creó "Snowshow", espectáculo mezcla de cuento, magia y 'show' que alcanzó un éxito internacional.
El emblemático edificio construido en 1877 en el centro histórico de San Petersburgo también ha perdido su brillo.
Primer circo de invierno construido en Rusia, fue fundado por el italiano Gaetano Ciniselli, cuya familia lo dirigió hasta la revolución bolchevique de 1917. Dos años después, en 1919, fue nacionalizado.