La realidad contemporánea en Latinoamérica es el eje que une a artistas de Medellín y Brasil en la 33ª Bienal de São Paulo Afinidades afectivas, la exposición de arte moderno que está a puertas de culminar este 23 de enero en el Museo de Antioquia.
Gracias a la alianza con la Fundación Bienal de São Paulo, Medellín recibe la luz de este importante evento bienal, y establece un diálogo fértil que se espera que permanezca por muchos años más, en consonancia con la renovación del Museo y su evento internacional de circulación de las prácticas artísticas contemporáneas: el Encuentro Internacional de Arte de Medellín.
Las itinerancias de la 33ª Bienal de São Paulo fueron concebidas por el curador invitado Jacopo Crivelli Visconti como nuevas experiencias en relación al proyecto original elaborado por el curador general de la bienal pasada, Gabriel Pérez-Barreiro.
El concepto original que se escenificó en São Paulo estaba constituido por varios ámbitos museológicos: el concepto general de la exposición; las siete diferentes muestras organizadas por siete artistas que tuvieron el rol de curadores; las participaciones individuales de artistas invitados directamente por el curador general, y las relaciones de interpretación que se creaban entre todas estas instancias.
Para las itinerancias, se buscó enfatizar en obras, artistas y pensamientos que hacían parte de la 33ª Bienal, separados y distantes, pero en tanto su cercanía y proximidad, se atraían recíprocamente, similar a las moléculas y otros elementos evocados por Goethe en la novela romántica Las afinidades electivas (1809), una de las referencias conceptuales del proyecto de Pérez-Barreiro.
En este sentido, las exposiciones itinerantes que han circulado durante 2019 por algunas ciudades de Brasil, y especialmente, Afinidades afectivas en Medellín, no replican literalmente lo que se vivió como experiencia en la última Bienal, más bien presentan diferentes asociaciones y relaciones a partir de fragmentos de obras y artistas.
Así, la escogencia de los artistas y sus obras ha sido más una sumatoria de fragmentos, la relación de las piezas que hacen parte de la itinerancia en Medellín resume muy bien los intereses de la curaduría original frente a la noción de afectividad perdida en la cotidianidad de un mundo acelerado, automatizado y virtual, y en consecuencia con las posturas del nuevo curador.
Cada dos años, la Fundación Bienal de Arte de São Paulo promueve un programa de muestras itinerantes con instituciones culturales que comparten la creencia de que el arte es para todos. Por medio de exposiciones curadas a partir de fragmentos de la pasada 33 Bienal de Sao Paulo de 2018, viajan por Brasil o por el exterior el año siguiente de la realización de la muestra, contribuyendo a ampliar el acceso a sus contenidos y temáticas.
Desde que el proyecto fue instituido como un programa regular de la Fundación Bienal, en el año 2011, esta es la primera vez que la itinerantica de la Bienal viaja a otros países amigos, y es el Museo de Antioquia, en Medellín, el primer museo en Latinoamérica que recibe una exposición itinerante a partir de las Bienales de Sao Paulo.
Esta nueva aproximación destaca la alianza y compromisos de estas dos instituciones con la promoción de acceso al arte como uno de los caminos para la emancipación o espíritu de experimentación hacia la libertad. Por intermedio de esta alianza, el alcance da la bienal se expande ahora a un nuevo público que va a establecer sus propias relaciones con los contenidos expositivos, descubriendo propuestas, generando inquietudes y proponiendo preguntas únicas y, así, renovar y multiplicar los significados originalmente propuestos por la curaduría de esta itinerancia.