Tras haber llegado a un acuerdo con el Reino Unido, Google está ahora en el punto de mira del fisco italiano, que pide al gigante estadounidense de internet más de 200 millones de euros en impuestos atrasados.
Google debe 200 millones de euros en impuestos sobre las regalías y 27 millones de impuestos sobre la renta de 100 millones de euros de sociedades no declaradas, lo que suma en total una deuda de poco más de 227 millones en impuestos no pagados, explicó una fuente judicial a la AFP.
El impuesto a las empresas sobre las ganancias, el llamado IRES, asciende en Italia al 27,5%.
La multinacional americana deberá recibir este jueves la notificación de demanda, de acuerdo con la misma fuente judicial.
La investigación judicial, que abarca los años 2008 a 2013, según la prensa italiana, fue abierta por el fiscal de Milán por evasión de impuestos y está a cargo de la Guardia di Finanza, la policía financiera italiana.
"Google respeta las leyes fiscales de los países en los que opera. Estamos trabajando con las autoridades pertinentes", comentó a la AFP un portavoz de Google en Milán.
Además de Google, otras empresas estadounidenses como Amazon o Facebook también han sido acusadas de evasión de impuestos, tanto en Estados Unidos como en Europa.
La empresa suele instalarse en países o enclaves donde los impuestos son más favorables para ellos.
La sede europea de Google se encuentra en Irlanda, uno de los países de Europa en que se pagan menos impuestos sobre los beneficios empresariales (12,5%).
Después de una investigación por parte de las autoridades fiscales británicas, el conocido motor de búsqueda de Estados Unidos acordó la semana pasada pagar 130 millones de libras (unos 170 millones de dólares) en impuestos atrasados.
El ministro de Finanzas británico, George Osborne, manifestó su satisfacción por el acuerdo y advirtió que espera que otras empresas paguen también lo que deben.
- Suma 'irrisoria' -
Sin embargo, el acuerdo fue criticado por varios sectores del Reino Unido, incluso los partidos conservadoras, debido a la baja suma que pagará de cara a los enormes beneficios cosechados por Google.
Tanto el alcalde de Londres, Boris Johnson,como el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, han tildado la suma de "irrisoria".
La tasa de impuesto aplicada con el acuerdo es de sólo el 3%, un porcentaje que el primer ministro David Cameron defiende.
En el futuro, los impuestos que Google pagará en el Reino Unido estarán de acuerdo con los ingresos que recibe de los anunciantes locales.
Por su parte Roma logró doblegar a la estadounidense Apple, que aceptó pagar en diciembre 318 millones de euro en una única solución. Apple Italia ha sido acusada de no haber pagado el impuesto IRES de 2008 a 2013.
En Francia, el ministro de Finanzas, Michel Sapin, reconoció que un acuerdo con Google para el pago de impuestos atrasados era "una necesidad".
Las autoridades fiscales francesas decidieron hace dos años recuperar esos impuestos, por lo que la cifra podría ascender a 500 millones de euros, según la prensa.
La Comisión Europea criticó el jueves la política fiscal de las multinacionales.
"Para evitar pagar impuestos, algunas empresas están abusando de las lagunas que hay en los sistemas fiscales de los 28 países de la UE. Según un estudio reciente del Parlamento Europeo, se deja de recaudar entre 50 a 70 millones de euros al año" lamentó el comisario europeo para los Asuntos económicos, Pierre Moscovici.
La UE ha presentado dos directivas en el marco de un plan presentado en octubre por la OCDE para evitar que las multinacionales evadan impuestos a través de estrategias de contabilidad sofisticadas.
La primera concierne el intercambio automático de información entre las administraciones fiscales de los países de la UE. Se requerirá a las multinacionales detalles de sus resultados y la carga tributaria por país.
Con la segunda directiva, la Comisión exige que "los beneficios fiscales sean pagados a los países en los que se generaron."
La Comisión Europea puso en marcha a principios de diciembre una investigación sobre el tratamiento fiscal del que se ha beneficiado el gigante estadounidense MacDonald en Luxemburgo.