Por primera vez desde hace doce años, la cueva de Altamira, en el norte de España, que cuenta con unas de las pinturas rupestres más importantes de Europa, entre ellas los célebres bisontes, abrirá el jueves al público para unas visitas experimentales.
La cueva, situada en Santillana del Mar, en Cantabria, había sido cerrada al público en 2002, tras el descubrimiento de un microorganismo que deterioraba las pinturas prehistóricas policromas.
En enero, la fundación que gestiona el sitio había decidido su reapertura de forma experimental, limitada a grupos de cinco personas por semana y durante un tiempo de 37 minutos, hasta el mes de agosto. Entonces se hará un balance del impacto de la presencia humana sobre las pinturas.
El jueves, un primer grupo de cinco personas elegidas de forma aleatoria entre los visitantes del museo serán las primeras en visitar la cueva, anunció este lunes el ministerio de Cultura.
En total, de aquí a agosto, 192 visitantes participarán en este programa.
Antes de cada visita, se informará a los visitantes de las reglas a seguir y deberán vestir unos "monos desechables, gorro, mascarillas, así como un calzado especial", informó el Ministerio en un comunicado.
Durante la visita, se efectuarán controles de "la temperatura del aire y de la roca, la humedad relativa del aire, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el CO2, entre otros", añadió el comunicado.
La cueva de Altamira, descubierta en 1868 y que estuvo habitada entre hace 35.000 y 13.000 años, contiene unos de los mejores conjuntos pictóricos prehistóricos, a lo largo de más de 270 metros.
La parte más famosa es la gran sala de los bisontes, pintada hace al menos 14.000 años, donde se pueden ver bisontes rojos y amarillos, pero también caballos, ciervos, humanos con cabeza de animal y signos misteriosos.
Desde su cierre en septiembre de 2002, los visitantes han tenido que conformarse con una réplica exacta de la cueva construida cerca. Desde hace diez años, sólo han podido acceder científicos a la cueva.
Antes del cierre, por recomendación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CESIC), el sitio había sido prohibido al público una primera vez en 1977, antes de volver a abrir con un régimen de visitas limitadas en 1982.