En la 25ª Feria Internacional del Libro de Bogotá se dieron cita jóvenes promesas de la literatura brasileña como Santiago Nazarian, Daniel Galera, Joao Paulo Cuenca y Mauro Ventura, quienes hablaron sobre su relación con los editores extranjeros y los lectores de América Latina.
Los escritores consideran que el portugués continúa siendo un impedimento para que su literatura cruce fronteras, e insisten en que los editores extranjeros los buscan solamente para que escriban sobre los conflictos sociales, las favelas, el fútbol y la samba.
Según Joao Paulo Cuenca, “Brasil está aislado por su propia ignorancia con relación a sus vecinos. Y aunque el portugués es una lengua hermosa, es marginal y a veces es un gran problema. De igual manera, los editores extranjeros quieren hacer turismo literario a través de los autores brasileños y no entienden que el escritor tiene que prestar atención a sus propias obsesiones y no debe dejarse influenciar por nada más. Lo que uno narra a través de su propia experiencia, el espacio de la ficción, es de absoluta libertad”.
No obstante, los escritores reconocen el esfuerzo que hace actualmente el Gobierno de Brasil, a través del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional, para promover su literatura en el exterior.
“Los programas de traducciones son un ejemplo del esfuerzo que hace el Gobierno por promover sus autores fuera del país. Sin embargo, a pesar de identificarnos culturalmente con nuestros vecinos, no existe todavía un intercambio literario muy grande. Nosotros no leemos a los escritores colombianos, excepto a García Márquez. Y creo que en Colombia deben leer solamente a Rubem Fonseca o Jorge Amado”, afirma Daniel Galera.
Por su parte, Joao Paulo Cuenca opina que “Brasil debe entender que para ser una potencia regional tiene que atender la cultura. Brasil es un país que se está haciendo más rico, pero continúa viéndose a sí mismo. Hoy en día los autores latinoamericanos dialogan entre sí, pero los brasileños seguimos aislados, incluso entre los autores que viven en nuestro propio país”.
Para Santiago Nazarian, “Brasil es un continente hilado por la lengua, aunque es el mismo portugués el que nos aísla de América Latina. Lo curioso es que los brasileños aprenden a hablar inglés, pero no español”.
Casos como el Joao Paulo Cuenca, cuya novela fue traducida primero al alemán que al español, demuestra que el interés de Brasil por el mercado latinoamericano hasta ahora da sus primeros pasos.
“Antes Brasil solo buscaba a Europa o Estados Unidos para expandir sus mercados, pero ahora empezamos a descubrir que están sucediendo cosas maravillosas en América Latina, y poco a poco empezamos a escuchar sobre autores diferentes a García Márquez, Borges o Cortázar. Queremos que ese abismo se supere rápidamente, porque nos interesa tener acceso a más escritores latinoamericanos”, concluye Daniel Galera.