"La gran aventura Lego" responde con ingenio y una buena dosis de subversión al desafío de dar vida al universo de los célebres ladrillitos multicolores, en una película animada con una pasmosa presentación visual.
La película, que se estrenó el fin de semana pasado en España, Estados Unidos y la mayor parte de Latinoamérica, se colocó en el primer lugar de las listas de más taquilleras y ha recaudado 96 millones de dólares en todo el mundo, tras un presupuesto de 69 millones.
La dirigen Phil Lord y Chris Miller, que ya trabajaron juntos en "Lluvia de hamburguesas" y "21 Jump Street" (traducida como "Comando especial" o "Infiltrados en clase"), la versión fílmica de la exitosa serie televisiva.
Los cineastas, también autores del guión, tuvieron la pesada tarea de dar vida al mundo Lego, un juego mundialmente conocido y venerado por generaciones de niños (y adultos), aunque desprovisto de una narrativa propia.
"Somos afortunados porque Lego es una marca muy creativa y nos inspiramos en sus valores", explicó recientemente a la prensa Phil Lord. "Parece un poco adulador decir esto, pero estos valores de innovación, creatividad y libertad dominaron todo el proyecto".
"Eso no quiere decir que no hayamos intentado también hacer cosas que ulteriormente fueron rechazadas, pero, en general, estábamos en la misma línea", añadió.
La película sigue las aventuras de Emmet, una pequeña figura de Lego idéntica a otras miles, sin complicaciones y sin asperezas, que pasa los días apilando ladrillos (de Lego) bajo las órdenes de "constructores en jefe" y la autoridad suprema del autócrata Lord Business.
Su vida calma y monótona, regulada por un manual con instrucciones para ser feliz, cambia bruscamente cuando, erróneamente, un grupo rebelde decidido a derrocar a Lord Business lo toma por su "salvador".
Chris Pratt, quien presta su voz a Emmet, bromeó sobre su parecido con el personaje: "Es un muchacho promedio, aburrido, al que se le da la oportunidad de hacer algo extraordinario. Creo que no se podía haber elegido a alguien mejor que yo para el papel".
La película también convoca a una galería de héroes y superhéroes célebres, como Gandalf, Superman, el robot C3PO de "La guerra de las galaxias" y, sobre todo, un extraordinario Batman, adepto a expresar máximas absurdas y a miles de kilómetros de sus recientes encarnaciones en el cine.
En la línea de las mejores ofertas de Pixar o del reciente "Wreck-it Ralph", de Disney, "La gran aventura Lego" está dirigida a los niños, pero también apela a sus padres con un guión de varios niveles.
"Pienso que el mensaje es subversivo", dijo Elizabeth Banks, la voz de la multitalentosa figurina Cool-Tag. Chris Pratt concuerda: "La cinta invita a pensar distinto".
"Para los niños, tiene un mensaje de originalidad y creatividad. Y para los adultos, tiene la idea de que es necesario soltar los frenos, que no es necesario controlarlo todo ni encontrar satisfacción solamente en lo que se espera".
Al guión, se añade una calidad visual impactante. Combinando animación digital con construcciones reales el filme reproduce a la perfección los ángulos rectos, cuadrados, que definen la mecánica Lego, y adopta una estética cercana al "stop-motion".
Los personajes tienen las mismas características técnicas --y limitaciones-- que los figurines de Lego, y todas las que aparecen en la pantalla fueron construidas en base a piezas existentes del juego.
"El peligro de la animación por computadora es que todo es posible", dijo Phil Lord. "Hubiéramos podido inventar todos los ladrillos que necesitábamos, pero eso no habría sido divertido ni creativo. En cambio, hicimos lo que hacen los constructores de Lego: hallamos soluciones con un número limitado de piezas".