Se acerca el fin de año y con él los “agüeros” o costumbres para atraer prosperidad, dinero y otros deseos que suelen ser muy populares en esta fecha. Una época para hacer un balance sobre las cosas positivas o negativas que ocurrieron durante el año y comenzar un 2019 renovado.
Pero hay quienes prefieren conectarse con su lado espiritual para finalizar el año y la comunicación con los llamados ángeles o seres de luz es una forma de hacerlo. Una tendencia que se reanuda por periodos y a la que se suman cada vez más.
Es el caso de María Cecilia Palacios, una mujer común y corriente que ante una situación difícil de su vida en la que perdió su empleo, su pareja sentimental y sus ahorros en el banco encontró un refugio en ésta práctica, descubriendo no sólo que existían lo ángeles, sino que también podría transmitir sus mensajes.
La habilidad para comunicarse con éstos seres de luz es un don que lo pueden obtener todos, según lo afirmó en diálogo con EL NUEVO SIGLO la psicóloga María Cecilia, quien dijo que: “todos los seres humanos tenemos dos ángeles de la guarda desde el primer momento en que nacemos, ellos van a estar en toda nuestra evolución y absolutamente todos tenemos la posibilidad y el permiso de comunicarnos con ellos. No tenemos que tener nada excepcional. Lo único que tenemos que tener son ganas y creer que eso es posible”.
Los “Chicos” como ella les llama a los ángeles son “como la policía. Ellos siempre van a estar allí, pero solo van a poder entrar a la vida de las personas si los llaman, si les piden ayuda”, explicó María Cecilia, asegurando también que si alguien desea conocer el nombre de su ángel de la guarda bastará con poner atención a todas las señales que se presenten a lo largo del día.
“Abres el periódico y ponen: “Rafael ha sido acusado de…” o de repente vas caminando y alguien grita “Rafael”. También llegas a tu casa e hicieron cambio de portero y tú le preguntas su nombre y resulta ser Rafael, te das cuenta que has visto mucho ese nombre en el día. Allí es cuando empiezas a entender que esos son los mensajes de tu “chico”, comentó Palacios.
Un nuevo 2019
Gracias a la experiencia que ésta profesional de la salud tuvo con ésta práctica de comunicarse con los ángeles, descubrió una forma diferente de dejar atrás lo negativo del 2018 y empezar un año renovado. Por ello, María Cecilia recomienda tres rituales para poner en práctica el 31 de diciembre y así estar más cerca de cumplir nuevas metas laborales, familiares o personales.
Agradecer
Agradecer las cosas positivas que pasaron en este año, incluso las cosas que vienen de momentos dolorosos y para hacerlo en modo ritual, escriba en una hoja blanca todas aquellas cosas, personas, experiencias y aprendizajes que enfrentó en el 2018 y al terminar de escribirlas, queme esos papeles en una vela azul o morada. Tome la hoja con su mano izquierda, la cual es la encargada de “recibir las bendiciones del cielo. Y lo más importante, sonría cuando realice ésta actividad, ya que todo el Universo conspira a su favor” le dijo María Cecilia a este Diario.
Dejar ir
Dejar ir implica inicialmente limpiar nuestro espacio físico. Revise su habitación, su carro, el cuarto de “chécheres”, los cajones de su mesa de noche y deje ir aquello que ya no existe en su vida. Deshágase de las notas de viejos amores, los regalos significativos de quienes ya no están en su vida, aquella ropa que ya no usa, los recibos de las cosas que ya no usó y perdieron la garantía hace años. Limpie sus espacios, mueva los muebles, dele espacio a lo nuevo para que entre.
Después empiece a buscar un espacio de relajación. Ponga la música que más le gusta escuchar y encienda una vela, no importa el color, hágalo con aquella que vibre y traiga a su mente y corazón situaciones que ya puede liberar. Siéntese en posición de loto e imagínese de nuevo esa situación, pero modificando el final. Comprenda que eso que vivió hoy le hace un ser humano diferente, así que abrace esa situación y despídase de la emoción dolorosa que trajo consigo.
Y por último es hora de decir adiós a quién hoy ya no está en su vida, pero a quién usted sí sigue haciendo parte de la suya. A esa persona escríbale una carta. Olvídese de enviarla, ese regalo es para usted. Escriba aquello que dolió, lo que le disgustó, reclame si no lo hizo en su momento, cuéntele lo mucho que significó en su vida. Diga lo que quiera en su carta y al final despídase. En la vela que le acompañó en este ejercicio, puede dejar esa carta.
Pedir desde el alma
Busque una copa de vidrio transparente donde introducirá todos sus deseos y sueños. Escríbalos en pequeñas hojas e introdúzcalas en su copa. A las doce de la noche, sáquelas de allí y rómpalas o quémelas con una gran sonrisa en sus labios. Sonría desde ya con tan solo pensar en disfrutar de toda la abundancia del cosmos.