La primera cosmonauta: la perra Laika | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Sábado, 4 de Noviembre de 2017
En un viaje sin retorno, viajó por la órbita de la tierra, para demostrar la superioridad de la U. Soviética sobre EU. Nunca volvió. Pero se convirtió en símbolo.

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"LE PEDÍA que nos perdonara y lloré al acariciarla por última vez", recuerda la bióloga Adilia Kotovskaya. Al día siguiente, la perra Laika despegaba en un viaje sin retorno, convirtiéndose en el primer ser vivo enviado al espacio.

Hace 60 años, el 3 de noviembre de 1957, apenas un mes después de la puesta en órbita del primer Sputnik soviético, el segundo satélite artificial de la Historia despega con destino al espacio con el animal a bordo, una perra recogida en las calles de Moscú. Sobrevivió solo unas horas.

Para el número uno soviético de la época, Nikita Jruschov, el objetivo era demostrar la superioridad de la Unión Soviética sobre Estados Unidos, justo antes de la conmemoración del 40º aniversario de la Revolución bolchevique, el 7 de noviembre.

"Sus nueve vueltas alrededor de la Tierra convirtieron a Laika en el primer cosmonauta del planeta, sacrificado en nombre del éxito de las futuras misiones espaciales", destaca Adilia Kotovskaya, que actualmente tiene 90 años y sigue estando orgullosa de haber ayudado a entrenar a los animales para las misiones espaciales.

Recuerda que previamente se habían enviado otros perros a altitudes suborbitales por espacio de unos minutos "para verificar que era posible vivir en un ambiente sin gravedad".

"Había llegado la hora de enviar uno al espacio", relata a la AFP en Moscú.

Para acostumbrarse al vuelo espacial en una cápsula presurizada de 80 centímetros de largo, los perros eran colocados en jaulas cada vez más pequeñas, recuerda la científica. 

Los ponían en una centrifugadora que simulaba la aceleración de un cohete en el momento del despegue, los sometían a ruidos que imitaban el interior de una nave espacial y los alimentaban con "comida espacial" a base de gelatina.

Laika, una perra callejera de unos tres años de edad que pesaba seis kilos, había sido recogida en las calles de Moscú, al igual que los otros "candidatos".

"Se escogían perras porque no necesitan levantar la pata para orinar y por lo tanto necesitan menos espacio que los machos, y sin pedigrí porque son más despiertas y menos exigentes", explicó la especialista que actualmente dirige un laboratorio del Instituto de Problemas Medico-Biológicos de Moscú.

Las aspirantes tenían que ser fotogénica y se escogía su nombre para que tuviera el máximo impacto en la población.

Calor y deshidratación

Laika -nombre derivado del verbo ladrar en ruso- había sido escogida entre cinco o seis candidatas por su carácter despierto, dócil y una mirada ligeramente curiosa.

"Por supuesto que sabíamos que iba a morir en ese vuelo debido a la falta de medios para recuperarla, inexistentes en aquella época", agregó la anciana.

La víspera de su misión espacial, "la fui a ver, le pedí que nos perdonara e incluso lloré al acariciarla por última vez", recuerda.

El lanzamiento del Sputnik con Laika a bordo, el 3 de noviembre de 1957 a las 05H30 (hora de Moscú) en  Kazajistán, desde lo que luego fuera el cosmódromo de Baikonur "no hacía presagiar nada malo", recuerda Adilia Kotovskaya.

"Obviamente, cuando el cohete se elevó, el ritmo cardíaco de Laika aumentó considerablemente". Pero al cabo de tres horas la perra recuperó su ritmo normal.

De repente, tras la novena rotación alrededor de la Tierra, la temperatura en el interior de la cápsula de Laika comenzó a aumentar y superó los 40 ºC, a falta de protección suficiente contra la radiación solar.

El resultado fue que Laika, que debería haber sobrevivido entre ocho y diez días, murió al cabo de unas horas por exceso de calor y deshidratación.

La radio soviética siguió sin embargo suministrando informes cotidianos sobre la "buena salud de Laika", convertida en heroína planetaria.

Según la versión oficial sostenida durante mucho tiempo por Moscú, Laika murió a causa de un veneno que recibió en su comida para evitarle una muerte dolorosa durante el retorno de la nave a la atmósfera.

El Sputnik se desintegró en la atmósfera el 14 de abril de 1958 sobre las islas Antillas, con su pasajera muerta cinco meses antes.

El 19 de agosto de 1960, un vuelo espacial trajo vivas de regreso a Tierra a dos perras enviadas al espacio, Belka y Strelka, abriendo el camino al primer vuelo habitado del soviético Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961. / AFP

 

Rusia y los animales en el espacio

Una nave rusa lleva al espacio ratones, lagartos y caracoles en 2013. "Es una verdadera arca de Noé", comentó la televisión pública rusa Vesti, al presentar la experiencia llevada a cabo por el Instituto de problemas biomédicos de Moscú (IMBP).

A bordo de la nave espacial Bion-M, viajaban 45 ratones, ocho pequeños roedores de Mongolia, 15 lagartos, 20 caracoles y otros organismos vivos. 

Los animales viajarán en compartimentos separados bajo vigilancia y permanecerán en órbita un mes.

La mitad de los 45 ratones llegaron muertos y los ocho roedores que iban a bordo también fallecieron “por una falla”. 

Las anteriores experiencias de este tipo se hicieron con monos, afirmó la televisión rusa, que mostró imágenes en blanco y negro de estos primates utilizados para preparar las misiones humanas a bordo de la estación soviética Mir y luego en la Estación Espacial Internacional (ISS).

 

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