Tras tomar la decisión de ser piloto, llevada por la ilusión de conocer mundo, la colombiana Alejandra María Gómez Rozo, de 32 años, actualmente desempeña su labor en la aerolínea Turkish Airlines (THY, por sus siglas en turco).
Hija de una profesora y un ingeniero y madre de dos hijos, Gómez nació en Bogotá. A sus tres años Gómez empezó a decir que quería ser piloto. Con el apoyo de su familia luego de graduarse del colegio empezó a estudiar aviación. Su primera experiencia la tuvo en una aerolínea colombiana. Más tarde continuó su carrera en una empresa de transporte como piloto.
Según Gómez, desde que tenía uso de razón soñaba con ser piloto. Cuenta que su gran referente fue su tío, también piloto. Sus relatos sobre los lugares que había visto y las experiencias vividas durante los vuelos le impulsaron a seguir sus pasos.
Su padre no pudo ser piloto por problemas económicos. No obstante, le gustaba todo lo relacionado con las máquinas y es de él de quien Gómez aprendió todo sobre los motores. Su padre la apoyó en todo momento durante su carrera como piloto.
Gómez afirma que en Colombia no hay muchas mujeres que sean piloto, señalando los prejuicios generalizados contra el ejercicio de algunos oficios por parte de las mujeres.
La piloto cuenta cómo, tras finalizar la academia de aviación, tuvo dificultades para encontrar trabajo en Colombia, por lo que se conformó con un sueldo precario en una aerolínea. Durante dos años y medio tuvo una rutina de vuelo muy intensa.
Posteriormente trabajó durante cinco años en una compañía de transporte aéreo. Desde siempre le había hecho ilusión pilotar un avión de carga.
En THY empezó como piloto segundo. Gómez explica que la empresa en la que trabajaba hizo un recorte de plantilla y se quedó sin trabajo. Empezó a aplicar a las compañías que necesitaban pilotos de Boeing 777 en todo el mundo. La primera respuesta vino de Turkish Airlines.
En abril de este año empezó a trabajar en la aerolínea turca y en mayo comenzaron los vuelos a Bogotá.
Su madre le fue de gran apoyo a la hora de decidir continuar su carrera de piloto en Turquía. Gómez se la trajo a vivir a Estambul con ella.
Al principio de la carrera Gómez se encontró con bastantes prejuicios por su estatura: “¿Eres piloto? pero si eres muy pequeña”, “¿Cómo es que eres piloto, no hay que ser fuerte para volar tantas horas?”.
La semana pasada una madre con su hijo de tres años se hizo una foto con ella en Bangkok porque le impresionaba que Gómez pudieses pilotear aviones de esa envergadura.
A Gómez, mujer vigorosa y energética, le gusta mucho el deporte. Cuando estaba en Colombia se dedicó a la hípica y hacía montañismo.
El ejercicio lo continuó en Estambul donde corre tres días a la semana 10 kilómetros.
De Estambul le gusta todo menos su tráfico. Según ella siempre hay nuevos lugares que descubrir en la ciudad; le encanta su cocina.