UN VASTO repertorio que va de la música sinfónica y antigua a la contemporánea es lo que interpreta la Junge Deutsche Philharmonie, orquesta que aúpa a los más destacados jóvenes artistas de academias alemanas bajo la batuta de Jonathan Nott.
Esta importante orquesta ofrecerá un único concierto mañana, en el Teatro Mayor. Sus partituras serán la Sinfonía nº4 en mi menor de Johannes Brahms y la Sinfonía nº1 en re mayor de Gustav Mahler, con el maestro Nott, (desde 2014 es su principal director y asesor artístico) quien en entrevista con el Teatro Mayor destacó que “la música transmite la manera que pensamos y sentimos”.
Nott es también director de la Orquesta Sinfónica de Tokio y director artístico de la Orquesta de la Suisse Romande.
¿Cuál es la misión y el objetivo principal de la Junge Deutsche Philharmonie?
Su objetivo es el de promover una música vibrante usando el repertorio que escogemos. Por ser alemanes, me gusta que las piezas que tocamos hagan parte del universo sonoro de la cultura alemana, y que la orquesta se especialice en este repertorio, si bien no se restringe a él. De esta manera, su misión también es la de transmitir esta música a las nuevas generaciones, así que la pedagogía siempre ha sido parte de su proceso.
¿Por qué es tan importante hacer este tipo de giras con orquestas jóvenes?
Estos intérpretes saben que la música es la manera en que pensamos y sentimos, es algo que nos une (y no algo que nos separa), es algo que nos cura (y no algo que empeora las cosas). Es lo que están buscando hacer con su música. Y mi misión en brindarles experiencias que los lleven más allá de sus limitaciones. A veces con la selección misma de las obras, o con cómo las interpretamos. Salir de gira es entonces la manera perfecta de llevarlos más allá, de ver hasta qué punto son capaces de crecer.
¿Por qué esta orquesta se autodenomina “la orquesta del futuro”?
Está en sus raíces el querer siempre hacer algo fresco, y esto, muchas veces, se encuentra al trabajar con músicos jóvenes, donde quiera que estemos. En Bogotá conoceremos músicos jóvenes, y llevaremos en alto esta idea de hacer que la música clásica sea a la vez enriquecedora y de fácil acceso para todos los intérpretes jóvenes. Creo que este espíritu de ser embajadores, de ser pioneros, de no dormirse en los laureles y de no ser complaciente, es algo muy fuerte que caracteriza a estos músicos.
¿Qué caracteriza el repertorio que van a interpretar en este concierto?
Experiencias como tocar la Cuarta sinfonía de Brahms, una pieza tan compleja y vanguardista para su época, es una manera de abrir completamente la mentalidad de estos músicos, y de hacerlos cuestionarse sobre lo que significa emprender estos viajes emocionales a través de la música. Y la Segunda sinfonía de Mahler, una obra compuesta tan sólo tres años después, y que refleja a un joven compositor que se esfuerza por hacer algo distinto a todo lo que se había hecho anteriormente, también refleja un gran proceso de búsqueda personal y descubrimiento a través de la música.
¿Qué lecciones ha aprendido usted de su paso por la Junge, así como de su experiencia con la Orquesta Joven Gustav Mahler?
Estoy seguro que la música define al ser humano, y que la música hace que todo sea más claro en nuestra vida. Por eso creo que es un gran desafío y una gran responsabilidad trabajar con músicos jóvenes, posiblemente más que con una orquesta de músicos profesionales, porque están ansiosos de confrontarse con algo que los apasione, y le dedican todo su tiempo y esfuerzos, así no tengan tanta experiencia. Y eso me pone más nervioso que cuando dirijo otro tipo de orquestas. Además, esta experiencia se enriquece con la satisfacción de ver crecer estos jóvenes músicos, de sentir que hay algo que está en gestación en ellos, y de poderlos guiar a través de diferentes formas de tocar o de sentir la música, de hacer que cada nota hable, y de sacar a relucir lo mejor de cada uno de ellos.