Una “coincidencia formal y simbólica entre dos divinidades femeninas asociadas a la protección: la Montaña y la Virgen María”, así define la artista colombiana Luz Helena Caballero su más reciente trabajo, que presenta en la exposición “Mantos-Montes”.
Los históricos pasillos del Museo Santa Clara serán los encargados de acoger la obra de Caballero, la cual se podrá conocer desde este jueves hasta el 28 de mayo, de martes a domingo, de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
“Este trabajo es el resultado del encuentro entre dos formas de devoción, a las cuales les encontré una serie de afinidades. Estas son la montaña andina, que era sagrada para los habitantes nativos, y el manto de la Virgen. En ellas encuentro la similitud, no solamente en la parte simbólica como divinidades femeninas asociadas a la madre, a la protección y a la fecundidad, sino también en su forma triangular, que tiene un sentido de forma ascendente, un poco trascendental”, le explicó la artista en entrevista a EL NUEVO SIGLO.
De la concepción a una reliquia
En esta exposición los asistentes podrán encontrar una serie de instalaciones, trajes, dibujos y pinturas.
En lo concerniente a la imaginería mariana, la artista acude a ciertas representaciones que suelen conocerse, precisamente, como vírgenes montaña o vírgenes triangulares, dado a los indumentos anchos y acampanados que lleva María en estas iconografías.
Este encuentro al cual se refiere la artista, que dio vida a la exposición, se gestó cuando Caballero investigaba sobre la representación del paisaje andino, “sobre todo de las montañas que rodean mi ciudad y estaba en la búsqueda de rastrear la historia de la representación”, comentó la artista.
En medio de este estudio de paisajes del siglo XIX, Luz Helena se encontró en un texto que el paisaje andino ya hacía parte de la pintura colonial, la cual es principalmente religiosa.
“Para mí ese tema fue como la señal que hizo desviar mi mirada del paisaje contemplativo que rodea mi cotidianidad hacia otro tipo de paisajes. Por eso, comencé a investigar y terminé encontrando el tema de las ‘Vírgenes triangulares’, entre las cuales hay una muy importante, que es la Virgen del Cerro que está en Potosí, de la cual hice un estudio grande sobre la Virgen vestida con la montaña de Potosí”, señaló.
En esta misma investigación encontró que en Colombia también hay una tradición amplia de las “Vírgenes triangulares”, que consisten en retratos bidimensionales de esculturas de vírgenes vestidas con indumentaria postiza, lo que llamó la atención de Caballero.
“Por eso, en mi exposición se tejen varios temas: el de la divinidad femenina, pero también se teje el de la protección, la vestimenta y, por supuesto, el tema del cuerpo”, indicó.
Esta concepción entonces llega al Museo Santa Clara, descrita por Luz Helena como “una reliquia valiosa”, cuyo espacio conoció gracias a la exposición de un artista, mostrándole la oportunidad que tenía para exhibir también sus obras allí.
“El Santa Clara me hizo ver la potencia que hay en estos espacios, no solo en las imágenes principales, sino en todo lo que las rodea como los marcos, las paredes, los techos, que están cargados de formas que cuentan historias que desde hace mucho tiempo me interesaron”, expresó la creadora.
Al ser la antigua iglesia de un antiguo convento de clausura, el Museo Santa Clara es un escenario ideal para exponer la propuesta de Caballero: sin duda, la reflexión a la que esta artista nos invita con su obra se da en continuidad con la historia y el programa visual de este recinto museal.
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Un diálogo
Como es habitual en estas muestras temporales, en “Mantos-Montes” se entablará un diálogo entre varias piezas de pintura y escultura de los museos Colonial y Santa Clara y las obras de la artista invitada.
Así, en esta ocasión, los asistentes tendrán un testimonio visual de la condición híbrida de muchas de estas imágenes sagradas, resultante del sincretismo entre los modos en que las culturas prehispánicas, por una parte, y la tradición hispana, por otra, concebían y representaban a estas entidades femeninas. La mezcla habría sido posibilitada por el hecho de que en ambos casos se atribuía un carácter sagrado a la figura femenina representada: la Montaña o la Virgen.
Con esta exposición, el público también podrá conocer acerca del prototipo dictado desde la Iglesia para controlar el contenido de las imágenes religiosas y sobre cómo este se tradujo paulatinamente en un prototipo moral. En el periodo colonial, dicho modelo de conducta definió el comportamiento correcto de las mujeres, inspirado en virtudes marianas tales como el silencio, la obediencia, la quietud y la pobreza.
Según Caballero, la idea de “Mantos-Montes” es invitar a la gente a que “piense sobre la fuerza de la devoción mariana y la idolatría a las montañas como una adoración a lo femenino. Y hacer la pregunta de cómo se une esa idea de lo femenino como sagrado, esta idea de mujer/madre/vientre, asociada a lo inmaculado y a la tierra, con la situación vulnerable tanto de las mujeres como de la tierra en Latinoamérica hoy”.
En “Mantos-Montes” confluyen, así, varios temas: la idea de la montaña como forma sagrada y su concepción como una vía para tocar el cielo; la idea de superponer la Virgen a la figura de la montaña, acudiendo para ello a las vírgenes triangulares; el uso de indumentaria postiza, en particular del manto que, a la vez que da a estas imágenes marianas su característica forma triangular, funciona como símbolo de protección; y la articulación de la imagen de la celda, metáfora del encierro, estado que tiempo atrás se consideró adecuado para las mujeres.
“Mantos-Montes” estará acompañada de una serie de actividades de la agenda educativa y cultural del Museo, entre ellas charlas y talleres que complementarán la exposición a fin de generar mayor interacción con el público.