Literatura es sinónimo de libertad, defendió el veterano poeta español José Manuel Caballero Bonald al recibir el Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas, de manos del príncipe Felipe, abucheado a su llegada por un grupo de manifestantes.
"Los enemigos históricos de la libertad han recurrido desde siempre a una suprema barbarie, la hoguera: o quemaban herejes o quemaban libros", afirmó el poeta, de 87 años, visiblemente emocionado al recibir el galardón.
"La quema de libros es una metáfora de la esclavitud, bien sabemos que destruir, prohibir ciertas lecturas ha supuesto siempre prohibir, destruir ciertas libertades", aseguró ante los asistentes a la ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, ciudad natal de Miguel de Cervantes.
Para el autor de obras como "Las adivinaciones" (1952), "Manual de infractores" (2005) y "Entreguerras" (2012), nacido de padres cubanos en 1926 en el sur de España, "conocimiento y libertad son nutrientes complementarios de toda aspiración a ser más plenamente humanos".
"Siempre hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quitárnosla. Siempre hay que esgrimir esa palabra contra los desahucios de la razón", lanzó con pasión este miembro del llamado grupo poético de los años 50, para quien la poesía es "una forma de defensa contra las ofensas de la vida".
"Sólo la palabra libre puede sacudir letargos y remover conciencias", reconoció el príncipe Felipe al hacer entrega del premio al escritor, ex profesor de la Universidad Nacional de Colombia y del estadounidense Bryn Mawr College de Filadelfia, alabando su "defensa sincera y comprometida de la libertad creadora".
"Su literatura se caracteriza sobre todo por la riqueza y la precisión de su lenguaje, que huye de lo banal para buscar lo insólito y romper con las rutinas", consideró el heredero de la corona de España.
Caballero Bonald "con justicia pasará a la posteridad por toda una vida de entrega absoluta a la literatura y a la libertad", concluyó el Príncipe de Asturias, que por segundo año consecutivo reemplazó en esta ceremonia al rey Juan Carlos, quien acaba de reanudar sus actividades oficiales tras una operación de espalda.
El año pasado el monarca había estado ausente debido a una fractura de cadera sufrida mientras cazaba elefantes en Botsuana, escándalo que contribuyó a deteriorar la imagen de una monarquía que pasa por su peor momento desde que se abrió una investigación por corrupción contra el yerno del rey, Iñaki Urdangarin.
Muestra de este malestar social, un pequeño grupo de manifestantes recibió a Felipe y a su esposa, la princesa Letizia, en la entrada de la Universidad con gritos de "¡sinvergüenzas!", banderas republicanas y pancartas en que se podía leer "Felipe, no serás rey, está en nuestras manos".
Dotado con 125.000 euros (unos 162.000 dólares), el Premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras en español, rinde todos los años desde 1976 homenaje a "un escritor que, con el conjunto de su obra, haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico".
Otro poeta, el chileno Nicanor Parra, de 98 años, fue galardonado el año pasado con este premio, que no pudo recoger en persona debido su avanzada edad.