UNA COLECCIÓN de anécdotas y encuentros conforman las páginas de “Medio siglo con Borges”, el nuevo libro del Nobel de literatura peruano Mario Vargas Llosa quien entre líneas deja ver el rostro y el hombre detrás del célebre escritor argentino.
Este ejemplar, que fue lanzado en Colombia este mes bajo el sello Alfaguara, retrata a Jorge Luis Borges y sus obras de una manera íntima pero al mismo tiempo desde la admiración de Mario. “Esta colección de artículos, conferencias, reseñas y notas da testimonio de más de medio siglo de lecturas de un autor que ha sido para mí, desde que leí sus primeros cuentos y ensayos en la Lima de los años cincuenta, una fuente inagotable de placer intelectual”, escribe Vargas Llosa en su libro.
Una entrevista que Vargas le hizo a Borges adorna las primeras páginas de este libro, un encuentro que se dio en Buenos Aires y dio pie para varias historias de su vida. A continuación, EL NUEVO SIGLO le trae un fragmento de esta entrevista para que se siente a revivirla en el “modesto apartamento” de la pluma argentina.
Borges en su casa: una entrevista
Si tuviera que nombrar a un escritor de lengua española de nuestro tiempo cuya obra vaya a perdurar, a dejar una huella profunda en la literatura, citaría a ese poeta, cuentista y ensayista argentino que le prestó su apellido a Graciela Borges, a Jorge Luis Borges.
El puñado de libros que ha escrito, libros siempre breves, perfectos como un anillo, donde uno tiene la impresión que nada falta ni sobra, han tenido y tienen una enorme influencia en quienes escriben en español. Sus historias fantásticas, que suceden en la Pampa, en Buenos Aires, en China, en Londres, en cualquier lugar de la realidad o la irrealidad, muestran la misma imaginación poderosa y la misma formidable cultura que sus ensayos sobre el tiempo, el idioma de los vikingos... Pero la erudición no es nunca en Borges algo denso, académico, es siempre algo insólito, brillante, entretenido, una aventura del espíritu de la que los lectores salimos siempre sorprendidos y enriquecidos.
La entrevista que Borges nos concedió tuvo lugar en el modesto departamento del centro de Buenos Aires donde vive, acompañado de una empleada que le sirve también de lazarillo, pues Borges perdió la vista hace años, y de un gato de angora al que ha bautizado con el nombre de Beppo porque, nos dijo, así se llamaba el gato de un poeta inglés que admira: Lord Byron.
MVLL: Me ha impresionado mucho al ver su biblioteca no encontrar libros suyos, no hay ni uno solo. ¿Por qué no tiene libros suyos en su biblioteca?
JLB: Cuido mucho mi biblioteca. Quién soy yo para nombrarme con Schopenhauer...
MVLL: Y tampoco libros sobre usted, veo que tampoco hay ninguno de los muchos libros que se han escrito sobre usted.
JLB: Yo leí el primero que se publicó durante la dictadura, en Mendoza.
MVLL: ¿Cuál dictadura, Borges? Porque desgraciadamente han habido tantas...
JLB: La de aquel..., de cuyo nombre no quiero acordarme.
MVLL: Ni mencionarlo.
JLB: No, tampoco, no. Algunas palabras es bueno evitarlas. Bueno, pues se publicó el libro Borges, enigma y clave, escrito por Ruiz Díaz, un profesor mendocino, y por un boliviano, Tamayo. Y yo leí ese libro a ver si encontraba la clave ya que el enigma lo conocía. Después no he leído ningún otro. Alicia Jurado escribió un libro sobre mí. Yo le agradecí, le dije: «Sé que es bueno, pero el tema no me interesa o quizás me interesa demasiado, conque no voy a leerlo».
MVLL: Y tampoco ha leído entonces esa voluminosa biografía que ha publicado Rodríguez Monegal sobre usted.
JLB: ¿Y qué me dices, que es muy buena?
MVLL: Por lo menos muy documentada y hecha realmente con una gran reverencia, un gran afecto por usted y un gran conocimiento, creo, de su obra.
JLB: Sí, somos amigos. Él es de Melo, ¿no?, de la República Oriental.
MVLL: Sí, y además aparece en uno de sus cuentos como personaje.
JLB: De Melo yo recuerdo unos versos muy lindos de Emilio Oribe, que empiezan de un modo trivial y luego se exaltan, se ensanchan: «Yo nací en Melo, ciudad de coloniales casas»... Bueno, eso no está muy..., «coloniales casas», «casas coloniales» ligeramente diversas... «Yo nací en Melo, ciudad de coloniales casas, en medio de la pánica llanura interminable», y ahora se agranda, «en medio de la pánica llanura interminable y cerca del Brasil». Cómo va creciendo el verso, ¿eh? Cómo va ampliándose.
MVLL: Sobre todo como lo dice usted.
JLB: No, pero... «Yo nací en Melo, ciudad de coloniales casas» no es nada; «en medio de la pánica llanura interminable y cerca del Brasil», y ya ves un imperio al final del verso. Es lindísima.
MVLL: Es muy bonito. Dígame, Borges, hay una cosa que hace muchos años que quiero preguntarle. Yo escribo novelas, y siempre me he sentido dolido por una frase suya muy linda pero muy ofensiva para un novelista, una frase que es más o menos la siguiente: «Desvarío empobrecedor el de querer escribir novelas, el de querer explayar en quinientas páginas algo que se puede formular en una sola frase».
JLB: Sí, pero es un error, un error inventado por mí. La haraganería, ¿no? O la incompetencia.