Con letras que son inmunes al tiempo y una voz aún elegante y cuidadosa Joan Manuel Serrat, uno de los gigantes de la balada, llega a sus 77 años, lo que no le ha impedido seguir presentando conciertos, recorriendo países con giras y componiendo canciones, que se han convertido en universales por pasar de generación en generación.
Nacido en 1943, en el barrio obrero del Poble Sec, en Barcelona, Serrat creció al lado de su papá, catalán, y su mamá, aragonesa. Aunque la mayor parte de su vida la ha pasado sobre los escenarios, en su juventud, era un apasionado por el campo, lo que lo llevó a estudiar agricultura después del colegio, donde sin planearlo se sumergió al mundo de la música.
Nace una estrella
Estando en la universidad el artista descubre la guitarra y decide formar una agrupación pequeña, junto a sus tres amigos, lo que no prosperó por mucho tiempo. Pero es en 1965 que el español pisa un escenario y consolida el comienzo de una historia de más de 50 años sobre la tarima.
Ese año Joan Manuel se lanzó como cantante con una de sus primeras composiciones en el programa de Escamilla Radioscope, que catapultó su carrera, integrándolo a la disquera Edigsa, con la que grabó sus primeros álbumes.
Desde esa época el cantante comenzó a escribir y lanzar varias canciones y no mucho tiempo después logró publicar su primer disco de larga duración, compuesto por 10 temas. Pero con su tercer EP empezó a sonar en su país y con Cançó de Matinada se posicionó como primero en las listas de España. Logros que lanzaron al intérprete ante una carrera prometedora.
En su primera gira, junto al pianista Tete Montoliu, conoció a Ricard Miralles, quien lo acompañó un largo tiempo en las más de cinco décadas de trayectoria. “Con Miralles viajamos juntos a América por primera vez. Cuántas expectativas… y, sin embargo, vistos los resultados, qué cortas se quedaron”, recuerda el artista en su página web oficial.
Cuando ambos llegaron a Buenos Aires, conformaron una agrupación más sólida con Gabriel Rosales, Enric López y Enric Oliva, con la que pasaron por los escenarios de Argentina, Chile, México, Venezuela, entre otros países más, una gira que Serrat define como la del descubrimiento de América.
“Un amor a primera vista de dos que, buscando su camino, se encuentran y crean un vínculo tan estrecho que hace que hoy se me reconozca como un latinoamericano de Barcelona”.
Serrat multifacético
Además de compositor, cantautor e intérprete, Serrat es un artista multifacético, pues tuvo sus años como actor, en los que protagonizó las producciones Palabras de amor (1968), dirigida por Antonio Ribas; La larga agonía de los peces fuera del agua (1969), bajo la dirección de Paco Rovira Beleta; y Mi profesora particular (1972), bajo la batuta de Jaime Camino y guion de Juan Marsé y Jaime Gil de Biedma.
En 1983 Joan Manuel fundó con Quico Sabaté y Josep María Socias el Taller 83 S.A., una productora desde la que se realizaron tanto discos de su autoría, como ajenos, documentales, libros y programas de radio como La radio con botas.
Por esa misma época Serrat volvió a la televisión española con un programa en compañía de Carlos Tena, un reconocido crítico de música, locutor y presentador español. Así como también regresa a los escenarios argentinos y uruguayos de la mano del productor y empresario Chiche Aisemberg y del grupo musical Les Luthiers, tras siete años de prohibición.
Tres conciertos históricos
En la trayectoria del cantautor español hay tres conciertos del año 92 que representan para él los más históricos e importantes de su carrera: uno de ellos fue el que presentó el 26 de abril, en la Plaza de Bolívar de Bogotá “cuando los colombianos querían estrenar paz y salieron a la calle para exigírsela a los que hacen la guerra”, comenta. El segundo tuvo lugar el 6 junio en la Plaza del Congreso de Buenos Aires, en el que la lluvia amenazó toda la tarde con arruinar el recital, aunque acudieron más de 200 mil personas. Y el tercero fue en el Lincon Center de Nueva York, el 9 de octubre, una presentación con boletería agotada y en la que el artista presenció la influencia de sus canciones y su talento en el cariño de sus fanáticos.
“A la tercera canción noté que iba perdiendo voz, hasta que en cierto momento me quedé absolutamente mudo. Pedí al público disculpas por tener que retirarme del escenario y le aseguré que le sería devuelto su dinero; pero la gente me negó cualquier posibilidad de escape, de modo que si yo no cantaba cantaría ella. Fue increíble. Los músicos atacaban una canción, yo la iniciaba como podía y el público la continuaba hasta el final”, cuenta.
Su voz seguirá sonando
Con más de 600 canciones en su repertorio y varias décadas haciendo cantar a miles de fanáticos en diferentes países Serrat continúa vigente en la escena con nuevas producciones y una misión que se propuso para cerciorarse de que su voz siga sonando.
“Mi objetivo ha sido escribir canciones nuevas para montar un nuevo espectáculo y salir de gira otra vez. Yo, por lo menos, todavía no he descubierto una manera mejor de pasar la vida que haciendo giras y cantando para la gente. Así que, en la medida en que la salud y el público me lo permitan, y gracias a mi mujer, que ha tenido la generosidad de tirar del carro de la casa, de los hijos y de los perros con el marido de gira, aquí sigo”.