Una pirámide del Complejo Arqueológico El Paraíso, el más antiguo de Lima, destruida por el desarrollo inmobiliario del lugar, es "irrecuperable", lo que significa la pérdida de 5.000 años de historia de una sociedad de la costa central peruana, dijo un experto a la AFP.
"Se han perdido 5.000 años de historia, es como si se hubiese destruido una catedral, reconstruirla ya no es lo mismo", afirmó el arqueólogo Marco Guillén sobre la desaparición de la pirámide en ese sitio arqueológico, ubicado a unos 15 km de la capital.
La construcción precolombina fue arrasada el pasado sábado por máquinas retroexcavadoras y palas mecánicas, accionadas por desconocidos vinculados a empresas inmobiliarias, con intereses en la zona, según el ministerio de Cultura.
La pirámide, de seis metros de altura, formaba parte de un grupo de 12 estructuras similares existentes en ese complejo, donde aún existen algunas sin desenterrar, diseminadas en un área de 45 hectáreas en los extramuros de Lima y cerca del mar.
"Lo fatal es que no vamos a saber nunca aspectos de esta sociedad y sobre los rituales que se hacían en torno a esta pirámide, porque si bien todas las pirámides son similares cada una tiene su propia característica, sus propios rituales; ya no podremos saber que pasó ahí", dijo Guillén.
"Un operativo bien organizado"
Dos empresas, propietarias de los terrenos, fueron denunciadas por el ministerio de Cultura tras conocerse la destrucción: la Inmobiliaria Alisol y la Compañía promotora Provelanz.
"Según la ley peruana, el propietario de un terreno tiene todo el derecho a su propiedad, pero debe excluir el área arqueológica, que no le pertenece al privado sino al Estado", dijo el viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales de Perú, Rafael Varón a la cadena de noticias BBC.
Las empresas buscar ampliar sus dominios lo más posible, pero las áreas arqueológicas "son intangibles" por ley, subrayó el funcionario.
Varón había anunciado públicamente que las empresas fueron denunciadas penalmente por el ministerio de Cultura, y aclaró que "las labores de puesta en valor del monumento arqueológico continuarán sin desmayo", pese a estas destrucciones.
Doce desconocidos llegaron el sábado pasado al lugar e hicieron una cortina de humo mediante la quema de basura de un criadero de cerdos que existía en la zona, a fin de ocultar su presencia e iniciar la destrucción de la pirámide.
"Todo fue un operativo bien organizado", contó Guillén.
La intención de los delincuentes era "destruir otras tres pirámides más, pero no lo lograron porque el vigilante del sitio arqueológico avisó a la policía", agregó el experto.
Actualmente el santuario está bajo vigilancia de la policía ante la posibilidad de nuevos destrozos. "Hay personal extraño, rondando y merodeando la zona, el peligro es latente", dijo.
En febrero pasado, el gobierno peruano había anunciado el descubrimiento en El Paraíso de lo que se cree era su construcción central, el Templo del Fuego, un centro ceremonial subterráneo de cuatro niveles.
Yanamarca y Caral, también en peligro
Diversas zonas arqueológicas de Perú sufren la amenaza no sólo de empresas inmobiliarias, sino también de mineras formales e informales.
Es el caso del complejo preincaico Yanamarca, en la región centroandina de Junín, invadido actualmente por mineros informales, y de la ciudad sagrada de Caral, considerada la civilización más antigua de América, situada a 180 km al norte de Lima y asediada por empresas constructoras.
Según Guillén, aún hay mucho por hacer para descubrir los misterios de El Paraíso, el complejo arqueológico monumental más antiguo y grande de Lima y de la costa central de Perú, asociado a lo que por ahora se denomina "Tradición Religiosa Mito".
En la actualidad, se realizan excavaciones en otras tres pirámides para determinar si existen estructuras más antiguas debajo de este santuario, explorado por primera vez por el arqueólogo francés Frederic Engel en 1965.
El trabajo de Engel se inició sobre lo que parecían montículos, pero luego resultaron ser pirámides.
Las primeras investigaciones sobre el lugar indican que esas construcciones habrían sentado las pautas para edificaciones posteriores de culturas preincaicas y del propio imperio Inca (siglos XV y XVI).