Por: Jorge Consuegra*
No importa lo que hubiera pasado, el asunto es que quiso casi desde siempre ser periodista y lo logró. Muchos de sus compañeros de colegio trataron de desestimularlo para que dejara a un lado sus aspiraciones como tal, porque ¿cómo alguien puede ser redactor de un diario con apenas tener un par de muñones? Sí. Y es así. Argemiro Piñeros, después de algunos problemas de salud de su madre, sus brazos no se desarrollaron y aunque en casa lucharon contra viento y marea para lograr el éxito, estos permanecieron así hasta hoy, asunto que jamás lo ha cohibido si que menos atrincherado para esquivar a veces las miradas curiosas de ese por qué.
Hoy es uno de los más destacados periodistas de la Agencia Nacional de Noticias como también lo es como profesor de Periodismo, un oficio que lo lleva en el alma y por el que a diario se esfuerza para mostrarle a quienes lo leen, que más que un apostolado, es una forma casi extraña y sorprendente de vivir en medio del caos en que a veces nos sumergimos en el país.
Hace muy poco tuvo la ocasión de estar en Roma para la canonización de la Madre Laura, opción que aprovechó para acercarse el papa Francisco y recibir de él su bendición, asunto que le dio felicidad por muchos minutos y horas ¡y días! Y aún hoy se siente un hombre privilegiado por haber estado a un par de milímetros de Su Santidad.
EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué decidió estudiar periodismo?
ARGEMIRO PIÑEROS:Desde pequeño tuve un sentimiento de liderazgo que se lo debo a mi papá, a quien le veía que su labor en la comunidad era interesante, y sumado a eso de él me nació el escuchar y ver las noticias. En otras palabras he sido un líder desde muy joven y eso es clave en el periodista.
ENS: ¿Creía que era imposible estudiar periodismo por su impedimento físico?
AP: Sí lo llegué a pensar porque no sabía cómo me podía desempeñar con elementos como la máquina de escribir o el ya naciente computador (finales de los ochenta que ya era común verlo en las salas de redacción). Incluso parte de ese temor me lo expresaron mis papás quienes me sugirieron que estudiara idiomas que tal vez era mejor por mi situación. Sin embargo, pudo más el deseo y la pasión, que un impedimento de usar un elemento más al que debía adecuarme, tal y como ya lo hacía con otros desde pequeño.
ENS: ¿Cuál fue el mayor obstáculo que tuvo mientras estudiaba su carrera?
AP: No considero obstáculo físico como tal, sino más bien de estética. En cuanto a las máquinas en bachillerato ya las usaba en la famosa clase de taquigrafía, un buen arranque; el computador lo empecé a usar en la Universidad y como era nuevo para todos, su manipulación no fue compleja. En lo que llamo estético fue tal vez televisión por aquello de cómo sería que registraría, pero en general un obstáculo como tal no lo encontré.
ENS: ¿Cuál fue su mayor satisfacción?
AP: Sin duda haber logrado mi primera experiencia periodística siendo aún estudiante. Gracias a ese liderazgo que hablo, con unos compañeros nos dimos a la idea de publicar un periódico en verdad. Lo que nació de un trabajo de una materia terminó siendo El Muña, que se publicó en el municipio de Sibaté, Cundinamarca; hablamos de 1989 y que a punta de tesón de nosotros duró dos años circulando.
Lo otro que fue clave para mí, fue haber terminado mi estudio ya con trabajo formal como periodista; lo hice en el periódico La Prensa, en donde hice prácticas y me quedé porque les gusté como periodista y no por compasión.
ENS: ¿Siempre ha habido el mayor apoyo de parte de sus colegas en el ejercicio de su profesión?
AP: Siempre lo ha habido, pero sin duda lo que más he encontrado de parte de ellos es el respeto a mi labor, pues entienden que hay un profesional, igual, menor o muchas veces mejor que ellos y lo es por su formación y profesionalismo y NO por beneficios o facilidades que he alcanzado por la discapacidad.
ENS: ¿Qué le debe a Inpahu?
AP: Mucho, fue mi escuela de formación, en donde me acogieron y formaron. Nunca sentí que me rechazaran, incluso hubo tanta recepción que hasta cuando hice parte de la asociación de estudiantes lo respetaron.
ENS: ¿Cómo lo han recibido sus estudiantes inpahuistas?
AP: Es de las cosas más especiales que me han podido pasar en mi otra profesión, la docencia. Es muy grato ver cómo la gran mayoría de ellos ven en uno una superación personal, pero a la vez un modelo de profesional que quisieran ser cuando ejerzan su carrera. Una circunstancia que es un reto y compromiso a ser muy grande cada semestre en que renuevo mi labor de docente.
ENS: ¿Por qué decidió ir a Roma?
AP: En Colprensa, en donde trabajo desde hace 13 años, se acostumbra a ir a los viajes con el presidente de la República, pero este era un periplo muy especial para mí porque además de conocer, era estar en un momento que para un católico es fundamental, como era la canonización de la Santa Laura. Eso me llevó a pedir que me dejaran ir a hacer el cubrimiento.
ENS: ¿Qué significó para usted estar a un milímetro del papa?
AP: Debo decir que es de esos momentos que uno piensa y lo idealiza, que al momento de hacerse realidad lo toma a uno por sorpresa. Pocas veces he sentido algo así al poder compartir con un personaje público. La energía positiva que irradia Francisco se siente a distancia y en ese momento fue más porque logré el cometido de haberme metido hasta allí rompiendo los grandes protocolos y seguridades que habían en la Plaza de San Pedro.
ENS: ¿Qué significado espiritual representó el haber estado con el papa esos breves segundos?
AP: Soy muy católico y creyente, voy a misa y soy activo en algunos momentos en la actividad de la parroquia, y lo que pasó ese domingo es como un gran premio que puede tener un católico. Más que nos estrecháramos las manos, es poder entender todo lo que él significa y más entender sus mensajes que tienen mucho fondo, como por ejemplo el de la reconciliación. De ella hablamos mucho, pero poco la practicamos.
ENS: ¿Ahora con más veras, trabajar más por el Periodismo?
AP: Llevo 23 años ejerciendo mi carrera en lo que considero debe ser un verdadero periodista, en la reportería pura, buscando la noticia, en la calle y es allí en donde espero seguir cada día que me levanto. Un periodismo que cada vez, en mi opinión es más difícil de hacer porque se deja el ir al campo para quedarse más en lo poco que se puede coger por las redes y los boletines.
*Libros y letras