En los últimos años el pianista húngaro János Balázs ha ofrecido presentaciones al aire libre en Budapest a audiencias de miles de personas. Desde 2017 ha sido jurado de "Virtuosi", una especie de ‘reality’ de talentos de música clásica emitido por la televisión húngara. En el 2018 Balázs, cercano a cumplir los 30 años, se convirtió en director artístico del Centro Cultural Cziffra György en su país natal.
Balázs ganó estas credenciales en tan solo un par de años y solo abarcan una parte de su abultada hoja de vida que incluye reconocidos premios internacionales, como la competición de piano internacional Franz Liszt, Pécs, en 2005; el Premio Prima Junior de Hungría en el 2011 y el ‘Rising Star’ de la Organización Europea de Conciertos en 2013, donde compitió con cerca de 19 músicos europeos. Sus logros en la música clásica no riñen con el hecho de aceptar sin problema ser jurado de competencias televisivas y/o presentarse por primera vez en Suramérica, como lo acaba de hacer, en el Teatro Colón de Bogotá.
El pianista aceptó, inclusive, ser jurado en el Primer Concurso de Piano organizado por este Teatro, donde este domingo esogerá hoy a un joven talento colombiano acompañado por la pianista alemana, Babette Hierholzer y el colombiano residente en Utah, Sergio Bernal.
Polifacético, adicto al trabajo, inquieto musicalmente, con ánimo de explorar diversas músicas, filántropo tal como su ídolo de joven, el pianista húngaro George Zsiffra es Balázs, pero su arte revela más de su personalidad.
¿Por qué venir a Colombia? ¿Qué sabe sobre la cultura en el país?
JÁNOS BALÁZS. Fue un placer recibir la invitación del Teatro Colón, donde aparte de tocar en un recital, seré jurado en una competición internacional de piano. Sé de la gran herencia cultural de la región.
¿Por qué traer un set de interpretaciones de reconocidos compositores como Liszt, Rachmaninoff, Wagner y Schubert a un público que en principio desconoce?
JB.- Para mí la música romántica (de esos compositores) es la cosa más importante del mundo. Las composiciones que interpreto son importantes y reconocidas obras para piano y son siempre un desafío de tocar en cualquier auditorio.
Hablando de los reconocidos compositores e intérpretes ¿puede decirnos si existe un nuevo Chopin o Lizt, en el mundo?
JB.- El mundo ha cambiado, lo mismo que la música en estos últimos 100 años. Hoy hay grandes compositores entre nosotros, vivos, sin embargo son usualmente descubiertos en el futuro, no en el presente.
Usted ha dicho la ’música a través del juego” ¿podría explicarnos cómo la música clásica puede ser lúdica o pueda ser un juego para las nuevas generaciones?
JB.- Tocar piano nunca ha sido un trabajo para mí. Siempre he disfrutado el jugar este juego musical, se completa cuando otros se unen a él, y se vuelve un juego colectivo donde nunca se sabe cuál es el siguiente paso. Así que un concierto es un juego colectivo en el que se desconocen los resultados.
En su biografía se dice que aprendió piano clásico principalmente a través de escuchar la música de su padre, posteriormente a través del estudio años después. Aprendió principalmente a través del oído. En este sentido ¿Los grandes músicos nacen o se desarrollan a través de duro entrenamiento y horas de práctica?
JB. Las condiciones musicales son indispensables, tales como buen oído, sensación de ritmo, imaginación. Al mismo tiempo, esto se queda corto si no se complementa con diligencia, trabajo duro y perseverancia. Yo practico de cuatro a cinco horas diarias, sin esto no podría mantener el nivel requerido para tocar estas piezas clásicas complejas.
Los mejores intérpretes de piano vienen de Europa oriental o ex repúblicas socialistas, ¿Es correcto esto?
BJ. Hay un número de países donde las generaciones de pianistas tienen una fantástica tradición. Incluso por cerca de 200 años esta familia (húngara) tiene el linaje de Franz Liszt. Estoy orgulloso de haberme graduado de la Academia de Música Liszt de Budapest. Soy parte del conocimiento creado por Franz Liszt, el prodigio más grande dentro de los pianistas en muchos siglos.
En tiempos de mezclas y fusiones de la música, ¿es posible adaptar la clásica o fusionarla y crear nuevas formas de arte sonoro?
JB. Al combinar música demandante con interpretaciones complejas, el resultado final seguramente será bueno. Hoy esto es llamado ’crossover’. Es una buena oportunidad para escuchar música más ligera para aquellos que gustan de sólo clásica. También para dar a conocer nuestra música a nuevas generaciones. Amo improvisar y amo la música jazz. Algunas veces al final de mis conciertos puedo interpretar alguna música más ligera.
¿Cuáles son sus planes futuros?
JB. Tras acabar mi visita a Bogotá, tocaré en Alemania, Budapest, París, posteriormente iré a Asia, estaré en China, Vietnam y luego saltaré a tocar en Canadá. Estoy orgulloso de celebrar mi cumpleaños número 30 con 18 conciertos este año.
En febrero de 2019 organizaré de nuevo el Festival George Cziffra en Budapest, donde otra vez conmemoraremos al gran pianista húngaro con algunos de los mejores artistas del mundo.
*Periodista de Anadolu