El cineasta austriaco Michael Haneke da por finalizada su experiencia como director de ópera con "Cosí fan tutte", su segunda incursión en el mundo lírico, que se estrena el sábado en el Teatro Real de Madrid.
"En principio, se queda como la última que voy a hacer", dijo Haneke, quien ha elegido para concluir este ciclo una de las óperas "más profundas" de Mozart, según el director artístico del Teatro Real, el belga Gérard Mortier.
Tras dirigir el "Don Giovanni" en París y rechazar otros encargos, Haneke se atreve con esta obra fruto de la colaboración entre el genio de Salzburgo y del libretista italiano Lorenzo Da Ponte, que se representará hasta el 17 de marzo en 10 funciones.
El cineasta austriaco reinterpreta una historia de engaños e intercambios de pareja que toca temas muy actuales y espinosos, para la que llevó a cabo una laboriosa búsqueda para conseguir las voces adecuadas.
Se llevaron a cabo más de un centenar de audiciones, según Mortier, quien aseguró que al final se "reunió a un elenco extraordinario" para una ópera que tiene su dificultad.
"Da Ponte y Mozart construyen un juego terrible, en el que se plantea una cuestión de extrema dificultad y con el que se experimentó antes y después del 68 del Siglo XX: ¿Qué seriedad hay que otogarle al matrimonio?", según el director musical francés, Sylvain Cambreling.
Haneke auna Siglo XVIII y presente al poner en escena un salón de un caserón, en el que se desarrolla una fiesta en la que unos invitados están vestidos con trajes de época dieciochescos, mientras otros como las dos parejas protagonistas visten de manera actual o se mueven utilizando móviles.
El cínico Don Alfonso, interpretado por el bajo-barítono británico, William Shimel, apuesta a los jóvenes oficiales Ferrando, encarnado por el tenor Juan Francisco Gatell, y Guglielmo, que interpreta Andreas Wolf, que sus jóvenes prometidas Dorabela y Fiordiligi, pueden sucumbir a las tentaciones amorosas como el resto de las mujeres.
Convencidos de la fidelidad de sus novias, que encarnan la soprano alemana Anett Fritsch y la mezzosoprano italiana Paola Gardina, los dos jóvenes aceptan participar en un engaño ideado por Don Alfonso y la criada Despina para demostrarle a ese último que está equivocado.
En ese juego de engaños, el director ayuda al espectador con las luces, utilizando la noche para los juegos de engaños, mientras que la iluminación más brillante se reserva para los momentos de felicidad de los enamorados.
Haneke crea auténticos cuadros en escena jugando con la posición de los actores como en el "terzettino" del primer acto "soave sia el vento" que interpretan Don Alfonso, Dorabela y Fiordiligi, con el hombre de pie vestido con un traje de época de azul y a sus pies las dos jóvenes, vestidas con un traje de pantalón y chaqueta negro Dorabela y un vestido rojo Fiordiligi.
La actuación de Fritsch, que interpreta a Fiordiligi, emocionó especialmente al público, que la premió con un gran aplauso al final de una representación este jueves, que dirigió de cerca Haneke, sentado entre el público.
El director austriaco volvió a mostrarse algo tímido cuando sus actores le pidieron que saliera al escenario para recibir un gran aplauso del público que asistió a esta representación, que sirvió de ensayo general antes del sábado.
Haneke no podrá, en cambio, estar presente ese día cuando se estrene oficialmente la obra, ya que el viernes viaja a Los Angeles donde el domingo su película "Amour" compite por cinco Oscar, entre ellos, el de mejor película y mejor director.
AFP