Ignacio Hurban se convirtió el martes en Guido Montoya Carlotto, un bebé robado de la dictadura argentina que el viernes se mostró en público feliz con su pasado y su presente, y promovió sacarse las dudas de identidad como impulsa la organización de su abuela, Estela de Carlotto.
"Hace 48 horas sé quien soy o quién era o quién no era, es un poco fresco esto", dijo este hombre cuya felicidad y frescura borró cualquier posibilidad de que su primera conferencia de prensa como el nieto de la reconocida activista argentina se diera en un clima dramático.
Risueño, el joven que fue robado en la dictadura (1976-1983), y al que buscó su familia materna y paterna por más de tres décadas dijo: "Estoy disfrutando, pero lo que más disfruto es la felicidad en los demás".
"Me parece mágico lo que me está pasando", agregó tras reiterar que tuvo una infancia feliz gracias a sus padres adoptivos -dos campesinos-.
"Tengo la suerte de ser parte de este pequeño proceso de cicatrización", afirmó al expresar una larga admiración por la lucha de Carlotto al frente de la organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo, en cuya sede realizaron esta presentación a la prensa.
Ignacio Hurban contó sin dar detalles que se enteró hace dos meses de que era adoptado.
"De ahí viene un proceso un poco complejo", explicó antes de bromear al describir la locura alrededor de la llamada que el martes le anunció que era el nieto de Carlotto.
"Me pueden decir 'Pacho', o Ignacio", insistió el músico, y agregó que entiende que hay una familia que "hace más de 35 años" que lo "está nombrando de esa manera, Guido".
Dijo desconocer con exactitud las razones que lo llevaron a dudar sobre su identidad.
"Es lo que le pasa a todos. Hay como un ruido en la cabeza, y unas maripositas de dudas que están fuera del campo de visión, hay cosas que no las sabés pero las sabés", dijo el pianista criado en Olavarría, en un campo a 350 km al sudoeste de Buenos Aires.
El músico estuvo acompañado por Carlotto, de 83 años, y espera encontrarse pronto con Hortensia Ardua, su abuela paterna de 91 años. Ninguna sabía hasta ahora que buscaban al mismo nieto.
- La nueva vida -
Las abuelas Carlotto y Ardua -ambas maestras- son las madres de Laura y Oscar, quienes eran pareja sin que sus familias lo supieran y engendraron un niño poco antes de ser secuestrados y asesinados por el régimen que entregó luego sus cuerpos a sus respectivas familias.
El niño, que Laura llamó Guido, fue arrebatado cinco horas después de nacer en un centro clandestino de la dictadura.
El joven se sometió voluntariamente a un estudio genético hace 18 días y el martes pasado se conoció su vínculo con Carlotto.
Guido se convirtió en el nieto 114º recuperado sobre un total estimado de 500 niños y niñas que fueron robadas al nacer, por la dictadura.
El músico conoció a sus 13 primos maternos y dos paternos el jueves en otro encuentro íntimo, donde degustaron la tradicional parrilla argentina, reveló Claudia Carlotto, tía de Guido y presidenta de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI).
"Yo, que vengo del campo y me crié medio solo, es un poco fuerte ver tanta familia", dijo sobre los Carlotto que viven en la ciudad de La Plata, 60 kilómetros al sur de Buenos Aires.
"Por fin tengo a los nietos juntos", dijo Carlotto que siempre guardó una silla para cuando apareciera su décimo cuarto nieto.
- Notas en el ADN -
Dicen que toca el piano con virtuosismo, es un querido maestro de música y entre sus composiciones figura "Para la Memoria" tema que tocó en un acto de la organización que preside su abuela, Ciclo de Música para la Memoria.
Con las nuevas piezas de su biografía, sus familiares resaltaron el hecho que su abuelo paterno, un español que echó raíces en la Patagonia para trabajar en la petrolera YPF, era un músico amateur que legó esa pasión en Walmis Oscar, el padre de Guido.
"Entre esas piezas que no encajaban estaba mi afición por la música", dijo este hombre que incluso manejó con humor una conferencia de prensa que se preveía conmovedora.
Un tío paterno contó al diario La Nación que el abuelo de Ignacio o Guido, "llevaba, como mi hermano, la música en las venas: tocaba el saxo en la banda del yacimiento", recordó Jorge Montoya.
Carlotto también resaltó el martes, "sabemos que es músico, como sus primos", dijo.
Sin saber que sería protagonista de una historia macabra con final feliz, Ignacio Hurban promocionó varias de sus composiciones en los sitios de You Tube y Twitter.