El británico Peter Greenaway rindió un vibrante homenaje al cine con su filme "Eisenstein en Guanajuato", aclamado en Berlín, sobre la estadía en México y el despertar sexual que según él cambió para siempre al genial pionero ruso del montaje.
"Era importante celebrar a un gran director y demostrar de paso que el cine no está muriendo", explicó Greenaway tras el estreno de esta reflexión con gran despliegue visual sobre el séptimo arte, el sexo y la muerte.
La película cuenta el viaje a México realizado por Sergei Eisenstein (Elmer Bäck) en 1931, a los 33 años, para rodar su filme "Que viva México", financiado por el novelista Upton Sinclair.
El escritor millonario y su mujer estaban fascinados con el artista soviético, que para aquel entonces ya había filmado tres de sus obras maestras a la gloria de la revolución rusa, "La Huelga" (1924), "El acorazado Potemkin" (1925) y "Octubre" (1928).
En el centro del filme, que incluye extractos de las películas mudas de Eisenstein con música de Prokofiev, ocurre la iniciación sexual del cineasta ruso, introducido literal y explícitamente al placer de la carne por su guía mexicano Palomino Cañedo.
El postulado de Greenaway --biógrafos e historiadores del cine darán su opinión autorizada al respecto-- es que el despertar sexual del histriónico y charlatán Eisenstein cambió para siempre al genial director, incluyendo su manera de hacer cine.
Según Greenaway, Eisenstein, "adepto a conceptos como el materialismo dialéctico" se liberó en México "de la paranoia y las restricciones políticas" soviéticas.
De allí a concluir que fue el sexo el vector determinante hay un paso que el director de "El contrato del dibujante" y "The pillow book" no vacila en dar.
"Algo le pasó que lo abrió a preocuparse más por los individuos que por los movimientos de masas" y "la estadía de 18 meses en México probablemente sea responsable de ello", dijo.
- Sexo y muerte -
"Mi cuerpo me era extraño y ahora me es familiar", dice el personaje de Eisenstein, que cuando no está en la cama con Palomino discurre con él sobre la muerte y el sexo. "La película es sobre Eros y Tanatos, sexo y muerte, principio y fin", comentó Greenaway.
El cineasta de 72 años explicó que no en vano la iniciación sexual de Eisenstein ocupa el exacto centro de su película de 105 minutos. A cargo de la misma, el actor mexicano Luis Alberti pasa con éxito una prueba a la que sólo los actores porno están acostumbrados.
Interrogado en rueda de prensa, el mexicano que ya había hecho un papel secundario de "La Jaula de Oro" contó el franco diálogo con el británico a la hora de definir el casting.
"- Luis, tienes que saber que voy a necesitar tu alma, tu cuerpo, tu corazón y tu pene erecto", dijo Alberti citando a su futuro director. Y agregó: "¡Díganle que no a Greenaway!". Todo es más fácil cuando hay de por medio un buen equipo. "Nos esforzamos, trabajamos mucho y lo logramos", comentó.
Pero no todo fue tan sencillo a la hora de trabajar con un veterano del séptimo arte como Greenaway, admitió Alberti, que en algún momento le sugirió cambiar algún pequeño detalle del guión. "Qué te parece si en lugar de ésto hago tal cosa? - Hazlo, igual después lo cortaré".
Visualmente, la película es muy llamativa aunque los admiradores de la infinita fotogenia de la luz, los paisajes o la gente de México podrán deplorar que no se le haga justicia con mayor sutileza, como precisamente logró hacerlo en su época el propio Eisenstein o en la misma veta de cine poético que Greenaway los filmes alucinados de Alejandro Jodorowsky.
El maestro ruso rodó kilómetros de película en blanco y negro que sin embargo nunca llegó a montar él mismo por desavenencias con Sinclair y la Paramount norteamericana.
El rodaje de "Eisenstein en Guanajuato" en México duró apenas tres semanas y media. Probablemente por esa razón casi todo el filme está ambientado en el espléndido Teatro Juarez de Guanajuato, cuyo interior es convertido en lujosa suite de hotel, una opción válida dada la riqueza visual del edificio de estilo eclecticista.
El decorado termina por momentos encerrando al filme en un interior de obra teatral, exceptuando algunos paisajes urbanos y rurales o tomas del Museo de las Momias y en la deliciosa placita del Jardín de la Unión, adyacente al Juárez.
"El cine está para disfrutarlo, disfrutémoslo", dijo Greenaway al sintetizar el objetivo de su obra, que parece haber logrado esa meta si se toma en cuenta los nutridos aplausos tras su pase a la prensa, que le auguran buena posición en la carrera por el Oso de Oro.