La visita a Marruecos que realizará este fin de semana va más allá de promover el diálogo religioso. Discursos del Papa, al igual que ocurrió en 1985 con Juan Pablo II, serán claves en política regional
Este 30 y 31 de marzo, el papa Francisco emprenderá su viaje internacional No. 28 y esta vez al Reino de Marruecos, cuya posición privilegiada geo estratégica les permite ser cabeza de dos grandes continentes que se encuentran con la esperanza de un futuro mejor y común, ya que Marruecos y Europa comparten valores comunes y visiones convergentes sobre la mayoría de las cuestiones regionales e internacionales, entre ellos, los mismos principios cardinales de la política exterior como el compromiso y la negociación, así como la convivencia de la religión católica en el mundo musulmán.
La voluntad del Vaticano y Marruecos en cooperarse mutuamente no se limita únicamente al diálogo político-religioso constante, sino que ambiciona la profundización y el desarrollo de la agenda bilateral en materia de seguridad, de medioambiente, de comercio, de inversión, de turismo, de educación, de cultura y de deporte, con el fin de acercar la realidad del entorno africano que aún es muy lejano y periférico para muchos países cercano, incluso europeos como la misma España.
Con ocasión del vigésimo aniversario de la entronización de Su Majestad el Rey Mohammed VI en el trono marroquí, que se cumple este año, bien vale la pena analizar que bajo la dirección de Su Majestad el Rey, durante estos últimos años, se ha podido superar etapas importantes en materia de democratización y de derechos humanos, así como de desarrollo económico, que han dado un aire fresco al sistema democrático marroquí, bastante restringida en la época de su fallecido padre, el rey Hassan II.
En los últimos años, la economía de Marruecos se ha caracterizado por una estabilidad macroeconómica unida a una baja inflación. Grandes esfuerzos se han desplegado en el sector social para luchar contra la precariedad, e igualmente, se adelantan grandes obras de construcción en los sectores más importantes, razón por la cual, Marruecos continúa atrayendo grandes inversiones extranjeras y, con la visita del Papa, quiere mostrarse al mundo, no sólo para el fomento del sector turístico, que ya es una de sus fuentes de riqueza, sino del energético, pues posee el liderazgo de los países árabes y africanos en el campo de la energía eólica y esto se ajustaría a las políticas de cuidado de la “casa común” desarrolladas por Francisco en amoris laetitia.
Marruecos ha desarrollado a partir de Mohamed VI, una relación de mayor densidad con el mundo, cuyo objeto ha sido el de mejorar su posición relativa en el escenario internacional, superando las limitaciones que le imponen sus entornos regionales inmediatos y logrando crear una plataforma de respaldo en torno al conflicto del Sáhara Occidental, sobre todo a partir del lanzamiento de la Propuesta de Autonomía para esa región, que con la visita de Francisco buscará publicitarse nuevamente, pues desde 2007 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas llama regularmente a las partes a ponerle fin al conflicto y progresar en una solución política, que podría incluir ahora la mediación del Papa.
Juan Pablo II fue el primer pontífice católico en visitar un país árabe, precisamente Marruecos, entrevistándose con el rey Hassan II, quien ostentaba el título de Amir el Muminim (Príncipe de los Creyentes), al igual que ocupaba por entonces la presidencia de la Conferencia Islámica y la presidencia de la Liga Árabe. Igualmente, el Papa polaco les habló a los deportistas árabes acerca de los Valores espirituales para los jóvenes de hoy. De esa visita quedó como mensaje que el diálogo es hoy más necesario que nunca, como testimonio "ante un mundo cada vez más secularizado e incluso ateo". Han transcurrido casi treinta y cinco años de esa visita, Francisco seguramente volverá a repetir ese mensaje.
El Comité Cristiano Marroquí reconoció los esfuerzos del Rey Mohammed VI para fomentar la tolerancia en el país, no obstante que según el Arzobispo emérito de Rabat, Monseñor Vincent Landel, una cosa es tener un "Islam tolerante", que no es lo mismo que tener libertad religiosa.
En Marruecos existen dos arquidiócesis católicas regentadas por obispos españoles: la de Rabat por el salesiano Cristóbal López Romero y, la de Tánger por Santiago Agrelo Martínez; precisamente en el Reino hay cerca de treinta mil católicos, la mayoría extranjeros.
Para Francisco, el viaje también significa el renacimiento de la iniciativa marroquí para la negociación de un estatuto de autonomía para la región del Sahara, que se encuentra inscrita en una dinámica positiva y constructiva, en el marco de la soberanía del Reino y de su unidad nacional, buscando al edificación de una sociedad más democrática y moderna, fundada sobre el Estado de derecho, las libertades individuales y colectivas y el desarrollo económico y social, inspirada en un espíritu de apertura, diálogo y negociación, con miras a una solución política, económica, fiscal, social, cultural y medio ambiental, sobre las cuales Francisco, con su particular estilo podrá con sutileza sugerir al monarca marroquí que continúe adelantando las acciones pertinentes, para que se asegure igualmente la reinserción de los integrantes del Frente Polisario, así como de las personas que viven en la sub región y se han visto desplazadas por el conflicto saharaui.
Es bien sabido que Marruecos se ha comprometido ante la ONU a negociar, de buena fe, dentro de un espíritu constructivo de apertura y de sinceridad, a fin de alcanzar una solución política definitiva y mutuamente aceptable al diferendo regional, lo cual, con la visita del papa Francisco vuelve a cobrar vigencia, ya que la Comunidad Internacional tiene reservas acerca del futuro de una unión del Magreb Árabe estable, precisamente por los inconvenientes que se tienen con el país vecino, Argelia, que en alguna publicación internacional fue calificado como “el Venezuela de África”, pues fue allí donde surgió el Frente Polisario bajo la égida del Marxismo – Leninismo – Maoismo, y donde desde los campamentos de Tindouf se impide a los saharauis regresar a Marruecos, hay prácticas de tipo esclavista, acoso sexual, violación de la libertad de expresión, tortura y malos tratos, tal como consta en el informe de 2014 sobre el tema, publicado por Human Rights Watch.
La autodenominada República Árabe Saharaui Democrática – RASD-, título de formalización del grupo Frente Polisario, posee vínculos con Al Qaeda que se han reconocido ampliamente y se sabe que el Romano Pontífice es un objetivo militar de los grupos que no aceptan el diálogo interreligioso, por lo cual, las medidas de seguridad se han reforzado por su presencia en Marruecos.
La misión del Papa, como autoridad moral internacional, es la de promover la paz, la seguridad y la estabilidad en el mundo, pero más, dentro de un entorno geopolítico como el de África, amenazado muchas veces por la falta de oportunidades para sus jóvenes. Seguramente, en sus discursos, que siempre incluyen citas de los grandes pensadores y escritores de cada país, Francisco no dejará de cita a un místico sufí, murciano de nacimiento, pero musulmán universal, Ibn Arabi, quien dijo: “Dios, el Omnipotente, no está encerrado en ningún credo ni religión, porque donde quiera que os volváis, allí está el rostro de Dios”.
*Vaticanólogo