UN PROVOCADOR retrato atribuido al pintor español José de Ribera (1591-1652) fue hallado en el oeste de Francia, anunció este martes a la AFP el experto en arte antiguo Eric Turquin.
Ribera solo tenía una veintena de años y estaba muy influenciado por Caravaggio cuando pintó alrededor de 1610 la obra "Un filósofo: el geómetra feliz". El artista, reputado sobre todo por sus retratos más tardíos, vivía entonces en Roma y no era todavía conocido como el gran pintor de Nápoles.
La obra, hallada en la región de Bretaña, fue “autentificada” por Stéphane Pinta, del gabinete de Turquin. Será subastada en París el 27 de marzo por la casa Daguerre.
“Ribera y Caravaggio pudieron encontrarse en Roma durante tres años. No sé si lo hicieron, pero Ribera estaba muy influenciado por su pintura. Se nota en la excentricidad, la fealdad y la iluminación” de la obra, según Eric Turquin.
Al representar a un filósofo-geómetra con la ropa desgarrada, “Ribera provoca. Viene a decir que la inteligencia no está relacionada con la apariencia. Lejos de las representaciones estereotipadas de los grandes pensadores de la antigüedad, con su barba blanca y su noble apariencia, el artista prefiere representar a un viejo con arrugas, vestido con andrajos”, subraya por su parte Pinta.
El experto aseguró haber autentificado la obra debido al juego sutil de gris y blanco, así como al empleo de pastosidades y de un cepillo muy duro.
Este personaje, con sus orejas separadas, sus arrugas, su tez bronceada, algo que estaba mal visto en la época, era un modelo profesional que Ribera representó en otras seis obras.
“Todos estos cuadros de la Contrarreforma buscan chocar al público. Es un arte de propaganda. Hay que mostrar la humanidad tal y como es en la calle, lejos de la humanidad elegante y distinguida”, explica Turquin.
Ribera, maestro barroco
Este artista, nacido en Valencia, España, es conocido por ser el primero de los grandes pintores de este país europeo que surgieron en el siglo XVII. ‘El españolete’, como es conocido en el mundo del arte, fue promotor del movimiento naturalista en su país natal pero luego llegó a Italia, donde pasó la mayor parte de su vida.
El talento de este maestro Barroco fue descubierto por el virrey español, el duque de Osuna, que además, con su apoyo logró que sus obras entraran en España y en la colección real, según lo afirma el Museo del Prado.
“De hecho, Felipe IV llegó a poseer más pinturas de Ribera que de ningún otro artista español (alrededor de cien, distribuidas entre El Escorial y el Palacio Real). A pesar de la influencia que ejerció Ribera sobre los pintores españoles, los críticos e historiadores del arte estiman que su estilo, tipos y temas son marcadamente extranjeros”, señaló el Museo en su página web.
El arte de Ribera tiene algunos elementos del Naturalismo usados por el legendario pintor Caravaggio, ya que incluía en sus obras características el realismo en sus personajes, el uso de contrastes de luz y sombra, sin dejar de lado su influencia por los lenguajes artísticos del clasismo boloñés y el color romano. Eso hizo que, este maestro de la pintura, se diferenciara de sus contemporáneos.
Según el Museo español, Ribera no solo se dedicó en sus creaciones a incluir religión, sino también “series de mendigos y de filósofos de la Antigüedad o escenas inspiradas en la mitología clásica, que debe haber conocido a fondo. También fue dibujante prolífico y experto grabador, ocupaciones poco comunes entre los artistas españoles de ese período. Desde el punto de vista técnico, las pinturas de Ribera se caracterizan por su grueso empaste, que les da una calidad táctil que el artista empleó de manera muy efectiva para representar diferentes texturas y dar una impresión de tridimensionalidad monumental”.