El Festival de Eurovisión, a menudo objeto de burlas pero que reúne a 200 millones de telespectadores, celebra el sábado en Viena bajo una lluvia de purpurina su 60ª edición para deleite de los aficionados al rey de los concursos 'kitsch'.
Suecia, habitual favorita, parece partir de nuevo en buena posición, al igual que Rusia, Italia y la novedad de este año, Australia.
Aunque 40 países iniciaron la competición, sólo 27 podrán disputar la final el próximo sábado. Australia, como país invitado, y los cinco principales contribuyentes de la entidad organizadora Unión Europea de Radiodifusión (UER) —Alemania, Francia, España, Italia y Reino Unido— no necesitaron pasar por semifinales.
Entre los concursantes más esperados este año figuraba el grupo de punk rock finlandés PKN, pero esta banda formada por músicos con discapacidad mental no logró superar la primera semifinal el martes por la noche.
Su canción de 84 segundos era la más corta de la presente edición del Festival, cuyo reglamento establece que ninguna de las composiciones deben superar los tres minutos.
Viena acoge la sexagésima edición del certamen musical después de que el travesti austríaco Conchita Wurst se impusiera en la final de Copenhague en 2014 con su tema "Rise like a Phoenix".
La diva barbuda volverá de nuevo al festival para entrevistar a cada concursante al término de su actuación.
Wurst, convertida en un ídolo en su país y en portavoz internacional de los derechos de los homosexuales y transexuales, interpretará también un tema de su primer álbum, publicado días antes de la competición.
Desde sus inicios en 1955, Eurovisión ha servido de plataforma al estrellato para intérpretes de canción ligera como ABBA, Céline Dion, Cliff Richard u Olivia Newton-John.
- 'La, La, La' -
En 60 ediciones, Eurovisión ha visto desfilar desde canciones más clásicas a composiciones más ligeras, que intentan jugar la carta del buen humor e incluso de la ironía.
Aunque condenadas al olvido, algunas de ellas como "Diggy-Loo Diggi-Ley", del trío sueco Herrey's que ganó en 1984, o "La, La, La", interpretada por la española Massiel y ganadora en 1968, han encontrado un lugar en la memoria de los grandes apasionados del festival.
Estos seguidores tampoco olvidarán los aspirantes más estrafalarios del certamen, como las seis abuelas rusas en 2012 o Chikilicuatre, el histriónico candidato español, en 2008.
Los favoritos de este año son, en primer lugar, el cantante sueco Mans Zelmerlow y el conjunto italiano de "ópera pop" Il Volo.
La rusa Polina Gagarina, si bien no tiene relación con el primer hombre en el espacio, también apunta al firmamento eurovisivo, al igual que el dúo estonio Stig Rästa y Elina Born.
España intentará con "Amanecer", interpretado por la cantante Edurne, volver a conquistar este festival de la canción, que se le resiste desde la victoria de Salomé en 1969, empatada a puntos con Reino Unido, Holanda y Francia.
La elección del vencedor contará a partes iguales con el voto del público y con el de jurados profesionales, quienes no podrán votar al candidato de su país.
La celebración de la final costará casi 37 millones de euros, abonados en gran parte por la televisión pública austríaca ÖRF y el ayuntamiento de Viena. No obstante, este monto queda lejos de los 60 millones gastados por Azerbaiyán en 2012.
El productor ejecutivo austríaco Edgar Böhm promete una velada salpicada con "pinceladas de humor". "No queremos tomarnos muy en serio, sino presentarnos como un país simpático", dice Böhm, quien espera "muchas risas".