Los diseñadores propusieron el jueves en el segundo día de las colecciones de prêt-à-porter femenino en Milán, para la primavera y el verano 2014, vestidos asimétricos, sin estructuras, con influencias del arte de la calle.
Cada casa de moda presentó su visión del mundo actual, siguiendo el ejemplo del arte conceptual. Miuccia Prada dio el tono con una colección enérgica y depurada en la que se mezclaban lo deportivo y el "street art".
La estilista invitó a cuatro jóvenes artistas grafiteros, un sudamericano, un español y dos estadounidenses, así como a dos franceses, para que se expresaran sobre los temas de la representación de la feminidad, el poder y la multiplicidad, pintando directamente sobre los muros del gigantesco espacio de Via Fogazzaro, donde se llevan a cabo los desfiles de la marca.
Miuccia Prada, inspirándose en ese trabajo, escogió para sus vestidos fragmentos de esas pinturas murales, en su mayoría retratos de mujeres ampliados sobre una falda, un abrigo o en ropas muy ceñidas.
La diseñadora mezcla las piezas de un guardarropa clásico (una falda plisada, un abrigo corto, una cartera de cuero) con accesorios y detalles del mundo deportivo, como las rodilleras que protegen las tibias o los anchos sujetadores de las atletas, cubiertos de lentejuelas y exhibidos sobre el abrigo o la ropa.
Rayas y galones coloridos bordean las rodilleras y los cuellos de los abrigos tejidos, sin manga. Constelaciones de cristales y de guirnaldas de lentejuelas atraviesan los vestidos en diagonal, como relámpagos. Los colores son resplandecientes.
Encontramos la misma energía y el mismo aliento experimental en Fendi, que se inspira del constructivismo. Bajo una aparente simplicidad, los vestidos sin botones ni costuras visibles esconden sabias construcciones propuestas en una gama de intensos colores.
Hojas de seda superpuestas como un mil hojas componen ropas vaporosas en infinitas gradaciones de rojos y azules. Patchworks geométricos en cueros diferentes se ensamblan como por arte de magia para formar una chaqueta o una falda.
Karl Lagerfeld, que maneja la marca italiana, deslumbró una vez más por su maestría en la búsqueda de volúmenes y texturas, jugando con los efectos de relieve, geometrías abstractas y brillos en sorprendentes vestidos plisados en plástico.
Asimetrías, descomposiciones, vestidos mutantes... El estilista de Vestido Nacional, Ennio Capasa, elaboró una colección muy arquitectónica, en blanco y negro, para celebrar su retorno a las pasarelas milanesas, después de haber desfilado durante más de veinte años en París.
El vestido se vuelve de nuevo protagonista, despojado de todo adorno. Ya no se necesitan botones. Lazos y cintas pueden servir. Nada de costuras en las prendas cortadas como con láser y termo-soldadas con los tejidos que envuelven tal cual el cuerpo.
La colección propone siluetas deconstruidas, partiendo de la gabardina y la chaqueta masculina, pero sin mangas. Todo lo opuesto en Max Mara, donde la simplicidad es erigida en dogma. /AFP