HOY ES el día para hablar de epilepsia, pues aunque hoy (26 de marzo) no es considerado el día mundial de esta enfermedad, para muchas personas es especial y tiene un significado diferente, que le hace alusión a un padecimiento que va en aumento y es representado por el color violeta.
Su origen se debe a la iniciativa de una pequeña niña canadiense de 9 años, llamada Cassidy Megan, quien quiso llamar la atención del mundo sobre esta enfermedad. Desde entonces, se instituyó esta fecha como el Día Mundial de la Epilepsia, un llamado de miles de pacientes que luchan por ser vistos, escuchados y que necesitan de la ayuda y entretenimiento de los demás.
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que afecta a miles de personas en todo el mundo y se caracteriza por convulsiones recurrentes, siendo episodios breves de contracciones musculares que pueden afectar a una parte del cuerpo o a su totalidad y a veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres. Una sola convulsión no significa que se es epiléptico; la Epilepsia se empieza a diagnosticar a partir de dos o más convulsiones no provocadas.
La epilepsia, es un trastorno provocado por un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de alguna zona del cerebro y que suelen tener consecuencias a nivel neurológico, cognitivo y psicológico.
Las características de los ataques son diferentes dependiendo de la zona del cerebro en la que empieza el trastorno, así como de su propagación. Pueden producirse síntomas pasajeros como ausencias o pérdidas de conocimiento y trastornos del movimiento de los sentidos, en particular la visión, la audición y el gusto del humor o de la función mental.
Causas
El tipo más frecuente, 6 de cada 10 casos es la epilepsia idiopática, es decir, la que no tiene una causa identificable y en muchos casos, hay alteraciones genéticas subyacentes. La epilepsia con causas conocidas, se denomina epilepsia secundaria o sintomática. Dichas causas pueden consistir en:
· Daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer);
· Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas;
· Accidentes vasculares cerebrales, que privan al cerebro de oxígeno.
· Infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis.
· Algunos síndromes genéticos
· Vasos sanguíneos anormales en el cerebro
Tratamiento
Los casos de epilepsia en niños lo manejan los pediatras, de ahí se derivan a neuropediatras y luego a un epileptólogo conociendo que en Colombia existen apenas, cerca de 13 epileptólogos en todo el país. En adultos, la ruta es medicina General, neurología y epileptologia.
El neurocirujano interviene cuando se trata de una epilepsia de difícil control y las especialidades consideran que se deben derivar a intervención quirúrgica de epilepsia o la implantación de un dispositivo que se usa para las terapias conocida por Terapia de Estimulación de Nervio Vago.
El tratamiento más empleado es con medicamentos, aunque el consenso de la Liga Internacional de la Epilepsia, ILAE dice que después de dos medicamentos a dosis plenas, el paciente se considera refractario y deberá considerarse para otras alternativas como la cirugía de epilepsia (callosotomia, lobectomía, hemisferectomia, etc) además, se encuentran pacientes con tratamient donde se manejan medicamentos con un deterioro importante con síntomas secundarios, que deben tomar mezclas diarias que incluyen hasta 18 medicamentos.
Prevención
La epilepsia idiopática no es prevenible, pero se pueden aplicar medidas frente a las causas conocidas.
• La prevención de los traumatismos craneales es la forma más eficaz de evitar la epilepsia postraumática.
• La atención perinatal adecuada puede reducir los nuevos casos de epilepsia causados por lesiones durante el parto.
• El uso de fármacos y de otros métodos para bajar la fiebre en los niños puede reducir la posibilidad de que posteriormente sufran convulsiones.
La discriminación y la estigmatización social en todo el mundo son a menudo más difíciles de vencer que las propias convulsiones. Hace un corto circuito no sólo el cerebro sino la vida misma del paciente con Epilepsia ya que tanto ellos como su familia, son objeto de prejuicios.