Un arte milenario, pero al mismo tiempo contemporáneo, es lo que se podrá apreciar a través de las fotografías de Piers Calvert, quien revela y amplifica una cultura ancestral en su exposición Pinturas y relatos de los indígenas colombianos.
Las fotografías muestran con orgullo la pintura corporal que ha hecho parte de las tradiciones indígenas y que ahora serán compartidas con los citadinos en la sala Exploratorio del Museo del Oro de Bogotá hasta septiembre.
El patrimonio cultural es el hogar de la memoria colectiva, aquello que hace que la gente se sienta parte de un barrio, de una ciudad, región o nación, es decir de una comunidad. Es un conjunto de elementos, materiales e inmateriales, que conectan a la gente con su pasado, la identifican en el presente y la proyectan hacia el futuro.
Inspirado por una fotografía de un grupo de niñas de la etnia Okaina tomada hace 104 años en el Amazonas colombiano por el antropólogo Thomas Whiffen, el fotógrafo inglés Piers Calvert se dio a la tarea de recorrer el país y documentar las tradiciones de pintura corporal que todavía se practican en varias comunidades indígenas de Colombia.
De esta forma se verán rostros de cubeos y wayuus que se transforman con líneas, cuerpos embera o wounán con diseños tradicionales que les otorgan poderes mágicos de animales, y las manos de un huitoto, teñidas de negro para ocultar lo humano en rituales religiosos; asimismo, los indígenas tendrán la oportunidad de presentar y hacer presencia con su diversidad cultural.
La muestra impacta por la calidad de las imágenes que se quedan grabadas en la memoria, todas tomadas por Calvert con luz natural en ambientes selváticos o urbanos que les dan voz a los indígenas. Fotografías que con fuerza y sin palabras dicen estamos aquí, así somos ahora, los que nos pintamos, los que somos partícipes de un país pluricultural y multiétnico que cada día labra su futuro.
Espíritus reflejados en imágenes
Durante los rituales religiosos en los cuales se busca atraer a los espíritus para que acudan en ayuda de la gente, los indígenas colombianos han usado con frecuencia pinturas y cortes de pelo, perfumes y otras prácticas de modificación corporal.
Los embera de las selvas del Pacífico son uno de los pueblos en donde la pintura corporal sigue teniendo mayor vigencia y elaboración, y se emplea en casi todos los rituales del jaibaná, realizados para relacionarse con los espíritus.
Los integrantes de esta comunidad se transforman mediante diversas prácticas de modificación corporal, entre las cuales sobresale la pintura corporal y facial, por su amplio uso y por ser uno de los pilares fundamentales de identidad cultural.
“Entre los embera, la pintura, los perfumes y otras modificaciones corporales se usan en muy diversos contextos y con muy distintos propósitos, entre los cuales se destacan los rituales del jaibaná, en donde cumple la función de invocar y establecer la comunicación con los espíritus”, aseguró Astrid Ulloa en su investigación en el año de 1992.