Hay vestidos que no se olvidan nunca. Hay momentos en los que se consagra el amor en un ‘sí, para siempre’. Hay marcas en las cuales se puede encontrar la máxima inspiración para el gran día. Y son los diseñadores, los principales artífices de cumplir los sueños de las novias.
“Una clienta me decía el otro día: tú pareces un hada madrina, tomas la varita mágica y cumples el deseo como en Cenicienta y nos haces el vestido tal y como lo soñamos”, expresa Catalina Bayona, la creativa detrás de una de las marcas nupciales más tradicionales de Colombia. Con la misma motivación de hacer de cada mujer la mejor versión de sí misma, el reconocido creativo Jorge Duque, nos dice: “Nuestros modelos están diseñados para que ese vestido que habita en el imaginario de sus deseos se haga realidad”. No por menos sus piezas de factura majestuosa requieren desde sesenta a cien horas de trabajo en el taller.
Este es un oficio maravilloso que demanda máxima atención y mimo a los detalles. “Mi atelier es totalmente personalizado. En la antigüedad o en la época de nuestras abuelas, la clienta iba a donde el modisto y él mismo la atendía. Las confeccionistas lo construían todo sobre su cuerpo”, recuerda Bayona. “Es un universo en donde la comunicación del usuario es directa con el diseñador. Es un trabajo mucho más one to one” −dice, por su parte, Duque−.
Al final, ellos son los magos capaces de otorgar la magia a cada vestido que crean con sus propias manos, donde no hay puntada fuera de lugar y la perfección es absoluta: “Para esta colección estuvimos bordando plumas durante toda la cuarentena. Y el vestido es ultra minimal, pero se llena de plumas, como de avestruz”, explica el creador.
Es un dominio exquisito de la técnica donde hay una gran labor manual. Como es el caso de Bayona, que introduce en sus diseños encajes de alta costura, cortados y pegados a mano para darles ese toque especial. Por donde se miren sus modelos son impecables: “Hay que recordar que la mayoría de los vestidos van a verse desde atrás. Por eso me enfoco mucho en la espalda; en cómo se verá el vestido cuando la novia esté delante de todos y hacerlo tan maravilloso como de frente”, expresa.
Femenino, romántico, original y sofisticado, el universo de la moda nupcial merece un punto y aparte. Por esto, el Bogotá Fashion Week decidió, en esta edición, darle un espacio exclusivo a este segmento que mueve un enorme caudal de dinero y es fuente de inspiración en la creación de tendencias y vanguardias, como declara Duque: “Este sector tiene su propio metabolismo, velocidad, incluso maneja un calendario aparte, va a otro ritmo y está regido por otras normas, no sólo técnicas sino estéticas”. Lo cual, en su opinión, les abre grandes posibilidades hacia nuevos mercados.
“Esta es una importante categoría para los diseñadores colombianos y estamos muy satisfechos con las colecciones que se han desarrollado por parte de los creativos que tendrán la oportunidad de impulsar esta línea, tanto a nivel nacional como internacional”, asegura María Paz Gaviria, gerente de plataformas culturales de la Cámara de Comercio de Bogotá. Otras firmas como Hernán Zajar, Isabel Henao, Diego Guarnizo y Clarissa Rosania harán parte del repertorio bridal, en el cual las principales tendencias se verán marcadas por el toque de flores y color, el efecto tattoo, los encajes y las transparencias, los bolsillos en las faldas y los vestidos de dos piezas.
El performance nupcial
En un videoclip de un minuto Jorge Duque lanzará un mensaje de afecto con una canción de Kieslowski que dice “si yo no tengo amor, yo no soy nada”, en una colección de 10 looks muy íntima y personal inspirada en los ángeles. “Hay un vestido que tiene un precioso corsé de red, se llama Gabriela en homenaje al Arcángel San Gabriel, está hecho en telarañas y en corsetería. También hay conjuntos de dos piezas, una falda gigantesca en color rosa pálido con camisa, una bata para una boda tipo brunch y un vestido que parece una muñeca de pastillaje, de esas que se ponen encima de las tortas”.
Con materiales como hilaturas de seda, corsés de látex, lentejuelas en plexiglás, espumados y plumas, que parecen reales, pero están hechas en hilo, sus diseños destilan ese algo especial, entre lo conceptual y lo ultra femenino.
Por su parte, Catalina Bayona es una defensora a ultranza de las novias de espíritu libre, en una mezcla entre boho y bohemio. Por tanto, su última propuesta llamada ‘Flapper’ se inspira en la liberación femenina de los años 20. “Mis vestidos son súper relajados. Para mí las telas son el 80% de un traje de novia, para que puedan estar tranquilas y cómodas, así como elegantes y femeninas el día de su matrimonio”.
Ambos diseñadores insisten en que el amor no se acaba en tiempos de coronavirus y, si bien, los matrimonios están siendo más íntimos, las novias quieren sentirse más lindas que nunca. “Nosotros celebramos lo único que no se puede tocar: el amor”, explica Duque. Y agrega que “por primera vez, hago la mitad de mis looks en tonalidades rosa. Es un color divertido y hermoso para esas bodas pequeñas”. Mientras tanto, Bayona nos cuenta que durante el coronavirus ha evolucionado a diseños más sencillos, al igual que tapabocas glamurosos que van a juego con la tela del vestido y por dentro llevan toda la protección.
De los vestidos de novia de Jorge Duque que son de corte teatral, majestuosos y dignos de pasarela, a los que aportan ligereza, romanticismo, confort y calidad, como los de Catalina Bayona, estos diseñadores muestran que la oferta nupcial de Alta Moda accesible pisa fuerte en el país.