El gigante, ubicado en Chile, tendrá la misión de descifrar los secretos del espacio y de cómo fue todo antes del Big Bang.
El gran Conjunto de Radiotelescopios de Atacama (ALMA, en inglés), el más potente observatorio astronómico del mundo fue inaugurado ayer en el Llano Chajnantor, a más de 5.000 metros de altura, en el norte de Chile.
ALMA, con 66 antenas que pueden operar al unísono, fue inaugurado en una ceremonia a la que asistió el presidente chileno Sebastián Piñera. Se necesitó una década de construcción para que ALMA se hiciera realidad. Esto se logró gracias a un emprendimiento conjunto de Estados Unidos, Europa y Japón.
"ALMA es un gran telescopio de 16 kilómetros de diámetro" dijo el director del observatorio ALMA, Mattheus de Graauw, al inaugurar el complejo astronómico, ubicado en las cercanías del turístico poblado de San Pedro de Atacama, en pleno desierto de Atacama.
Por su capacidad para llegar a las zonas más remotas, oscuras y frías del Universo, al captar longitudes de ondas milimétricas y submilimétricas invisibles al ojo humano y a otros instrumentos ópticos, ALMA es considerado el observatorio más potente actualmente en funciones.
En el desierto más árido del mundo, a 5.000 metros de altura, donde escasean el oxígeno, la vegetación y la humedad son casi inexistentes y la temperatura alcanza hasta 25°C, se emplaza ALMA, el mayor observatorio del mundo y un verdadero paraíso para la ciencia.
Cuando hace más de una década nació la idea de construir el radiotelescopio más potente del mundo, se buscó un terreno que fuera alto, tuviera nula o poca humedad, muchos días de sol y un acceso relativamente fácil.
El Llano Chajnantor, una planicie a los 5.000 metros, justa en la frontera entre Chile y Bolivia y cercana al turístico pueblo de San Pedro de Atacama, cumplía con todos los requisitos o en algunos casos los excedía: los científicos debieron medir varias veces la humedad existente, porque no se convencían de que fuera tan baja. Pensaban que los instrumentos estaban estropeados porque no arrojaban datos de humedad.
"Lo que tiene de especial este lugar es que aquí, arriba de nuestras cabezas, no hay prácticamente vapor de agua. Hay tan poco que la radiación que llega del objeto celeste, de la galaxia o estrella, llega sin problemas” comentó el astrónomo de ALMA, Giani Marconi.
Al tener casi nula humedad, las 66 antenas de ALMA pueden captar casi sin perturbaciones los objetos ubicados en la parte más oscura y lejana del Universo, donde se cree tuvo origen el Big Bang o gran explosión, al inicio de todo.
Pero si bien el Llano Chajnantor es un paraíso para la radioastronomía, es también un ambiente completamente hostil para la vida humana, al escasear el oxígeno. El sol y el viento también golpean con dureza.
Planeta sin vida
La dureza del clima y terreno condicionó la construcción del proyecto ALMA. Las antenas, de entre 12 a 7 metros de diámetro, las más precisas jamás construidas son capaces de soportar las fuertes oscilaciones del clima desértico y los vientos del altiplano.
Pero los científicos que trabajan a esa altura deben cargar en sus espaldas bombillas de oxígeno, que llega a sus narices a través de unas pequeñas mangueras, lo que les permite trabajar en condiciones relativamente normales y hacer frente a los efectos de la altura, como la fatiga y el dolor de cabeza.
Allí está también el Correlacionador, un mega-computador, capaz de procesar todos los datos recopilados por las antenas, tal como lo harían unos 3.000 computadores portátiles a la vez.
"Las antenas reciben datos desde el cielo, los digitalizan, los envían al Correlacionador y éste procesa los datos. Pero como la cantidad de datos que produce es tan grande, 36 millones de muestras por segundo, necesitamos una máquina especial capaz de digerir esa información", aseguró el ingeniero a cargo, Alejandro Sáez.
El Correlacionador es "la máquina de cómputo más potente que hay en el mundo", agrega. La sala donde se encuentra se debe mantener a 16 grados de temperatura, y tiene protecciones antisísmicas.
Los datos se envían a través de fibra óptica hasta la base del observatorio, que se encuentra 2.000 metros más abajo, y donde trabajan de forma permanente técnicos y científicos. Así todo, es considerado el segundo edificio construido a mayor altura en el mundo./AFP