El talento precoz del pintor flamenco del siglo XVI, Antoine Van Dyck, los años de aprendizaje en Amberes y la emancipación de su maestro Rubens, se exponen a partir de la próxima semana en el museo madrileño del Prado.
"La única cosa que quería hacer cuando era joven era dibujar, solo dibujar", explicó el comisario holandés Friso Lammertse, al presentar este viernes la exposición de más de 90 obras, pinturas y también dibujos, firmados entre 1615 y 1621, año en el que Van Dyck partió hacia Italia.
Antoine Van Dyck (1599-1641) tenía entonces entre 16 y 22 años, pero ya se expresaba con madurez y talento sorprendentes.
"Desde los 17 o 18 años, parecía tener un control de sus pinceles como soñaría cualquier otro artista", añadió el comisario.
"En cuatro o cinco años, llegó a un pleno dominio de su pincel, pintando todo lo que quería".
"La búsqueda de su propio estilo da lugar a unas obras de juventud muy personales", destacó.
Van Dyck, en esa época, se repartía entre su propio taller en Amberes y el de Rubens: seis años particularmente prolíficos, durante los cuales firmará más de 160 obras.
Ante la dimensión "absolutamente abrumadora" del maestro Rubens, el joven pintor "tiene la mano para pintar muy bien, sin embargo, siendo muy joven, tiene que fijar su propio estilo", explica por su parte el comisario español de la exposición, Alejandro Vergara.
Porque, como destacó Friso Lammertse, "el joven Van Dyck no se comprende sin conocer a Rubens. Quiere realmente ser diferente a su maestro, pero al mismo tiempo es capaz de pintar casi como Rubens".
La influencia de Rubens (1577-1640) se combina entonces con un lenguaje muy personal, transmitiendo el gusto de Van Dyck por las texturas rudas, las telas ricas de rojo impactante, la piel o los cabellos y una representación muy realista del cuerpo humano.
La exposición "Retrato de un artista adolescente", se inicia con un autoretrato de un Van Dyck de rasgos juveniles, con solo 16 años, y "supone un jalón en el reconocimiento del talento juvenil del pintor", destacó el director del Prado, Miguel Zuzaga, en la presentación.
La muestra permanecerá abierta hasta el 3 de marzo 2013.