Una de cada cuatro personas mayores de 45 años es hipertensa y muchas de ellas no lo saben. Es más, solo un 27 % de quienes lo están son controlados dentro de las metas o la normalidad. Por eso, la invitación es a que mida sus niveles de tensión arterial y esté atento a las cifras.
Cuando se chequea recibe dos cifras, la sistólica o ‘máxima’, que debe de estar por debajo de 140 (mmHg) y la diastólica o mínima, que deberá estar por debajo de 90 (mmHg). Si hay hipertensión (HTA), la diferencia entre ellas no debe ser mayor de 50 (mmHg).
La razón para estar atento a estos números, es que son vitales y marcan la diferencia entre estar sano o en riesgo de enfermedades cardiovasculares, que es hoy por hoy la causa más frecuente de morbimortalidad en el mundo entero y más en occidental. Definitivamente, dice el doctor Enrique Melgarejo R, cardiólogo electrofisiólogo, presidente emérito del Colegio Panamericano de Endotelio, la HTA “es el primer factor de riesgo para desenlaces vasculares en cerebro, corazón y riñón”.
Además, hay que tener en cuenta un hecho inexorable y es que a medida que envejecemos, la aorta, y en general todas las arterias, se van endureciendo, pero esta es la más susceptible y esto ocasiona una presióndentro del sistema arterial muy alta, que en otras palabras hace que la cifra de tensión sistólica se incremente más que la diastólica.
Afortunadamente, con los avances de la medicina y los adelantos tecnológicos, hoy no solo puede medir sus niveles con el tensiómetro tradicional, sino que existen equipos no invasivos que pueden medir la presión central de la aorta, detectar la rigidez e incluso, descubrir el envejecimiento inadecuado, lo que unido con un estilos de vida saludables, benefician en todo sentido (alimentarse bien, ejercitarse, no estresarse, no fumar). Por algo, el padre de la Medicina Moderna, William Osler, decía que “la edad del ser humano es la edad de sus arterias”.
Es decir, “hoy día podemos detectar el envejecimiento arterial y el grado de su severidad, ocasionado por la hipertensión u otros factores de riesgo (diabetes, colesterol malo alto, tabaquismo, etc), sirviendo como un complemento para el mejor manejo de los pacientes que están es riesgo o para detectar más tempranamente el daño vascular y de las arterias”, precisa el doctor Melgarejo.
Esta posibilidad también ha permitido no solo conocer mejor las cifras reales de tensión arterial de una persona, sino develar un misterio de la medicina y es el por qué enfermos tratados y dentro de las metas seguían presentando ataque cerebrovascular (ACV o ‘derrame cerebral’), infarto del corazón, falla cardíaca o acaban dependiendo de una máquina de diálisis para compensar el daño renal. La respuesta está en la presión central, en la rigidez de la aorta y en la resistencia aumentada en los pequeños vasos, que se puede medir con un complejo sistema matemático y conocido como onda de reflexión.
“La famosa arteria aorta comunica el corazón con las demás arterias para llevar la sangre a todos los órganos; si está rígida o la resistencia de las arterias están altas, se producirá un mayor daño, y lo que es peor, más precozmente. La noticia buena es que si se detecta este problema, con algunos medicamentos específicos se puede regresar este daño”, agrega Melgarejo.
Con resultados más precisos y con la nueva tecnología no invasiva existente, el paciente no solo está más seguro de sus cifras de tensión, lo cual permitirá iniciar un tratamiento inmediato, mantenerse controlado además de prevenir las complicaciones, dijeron expertos reunidos en Cartagena, en el IX Simposio Internacional de Cardiología, que incluyó por primera vez en Colombia un Simposio de Medicina Vascular.
Estos nuevos conceptos y tecnología, permiten ahora ver el corazón desde las arterias y detectar, predecir y concientizar a las personas o a los enfermos sobre el daño vascular precoz aunado a un examen clínico integral y completo.
A esto se suma la llegada de la nanotecnología, otro campo en donde la tecnología se aplica beneficiosamente para detección y manejo de las enfermedades cardiovasculares, con aparatos o incluso robots con una longitud tan pequeña que es menor de una micra.